Un hombre camina entre las pancartas de los líderes de Syriza (derecha) y Nueva Democracia
Un hombre camina entre las pancartas de los líderes de Syriza (derecha) y Nueva Democracia - reuters

Los griegos afrontan sin ilusión su tercera cita con las urnas en menos de un año

Con un empate virtual entre Syriza y el conservador Nueva Democracia, el voto de los indecisos será decisivo mañana

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«Mira a tu alrededor, no hay para nada un ambiente de elecciones. Es como si no fuesen importantes para nada», dice Christos Stavrou, un sociólogo que regresó a Grecia hace algunos meses después de haber pasado muchos años en Londres. «Hay un montón de chistes sobre ello, sobre por qué tenemos que tener elecciones todo el tiempo. Y hay una sensación de derrota», asegura.

La fatiga electoral es uno de los motivos por los que el entusiasmo por los comicios de este domingo es realmente escaso. Los griegos han acudido a votar ya en dos ocasiones este año: en enero, cuando eligieron como primer ministro a Alexis Tsipras y su Coalición de Izquierda Radical (Syriza); y en julio, en el referéndum sobre si Grecia debía aceptar las condiciones impuestas por la Troika para el nuevo rescate.

Existe, además, una sensación de hastío incluso entre los que votaron a Tsipras en enero, especialmente después de que apenas a ocho días de que un 61,3 % de participantes en el referéndum optasen por el ‘No’ que la propia Syriza había promovido, esos mismos líderes aceptasen la propuesta de la Troika.

«Los jóvenes son el sector más importante, porque son el grueso de aquellos que votaron por el ‘No’ en el referéndum», comenta Stavrou. «No está claro que vayan a votar, ni, si lo hacen, a quién van a votar», afirma. El resultado es un empate virtual en las encuestas entre Syriza y los conservadores de Nueva Democracia, entre un 25 y un 31 %, dependiendo del sondeo. Gran parte de los indecisos, que podrían ser determinantes en el resultado final, son antiguos votantes de Tsipras.

Apatía

Esta apatía se nota, por ejemplo, en el escaso número de personas que ayer por la tarde acudieron a la plaza Syntagma de Atenas para el mitin de cierre de campaña de Syriza, en el que además de Tsipras participaron representantes de otros partidos de la izquierda europea, como Gregor Gysi, del alemán Die Linke, o Pierre Laurent, del Partido Comunista de Francia, y Pablo Iglesias de Podemos. «Syriza debe volver a salir. Si gana Nueva Democracia revertirán todo lo que ha hecho, y será un desastre», afirma Vangelis, un antiguo trabajador de astilleros ahora retirado. «A Tsipras no le han dejado hacer lo que quería, y estamos viendo el resultado», dice.

Una idea que ha promovido el propio Tsipras, que esta semana declaró que «la batalla del 20 de septiembre es el segundo gran referéndum» por el futuro del país. «El domingo votamos para rechazar el regreso al viejo status quo de servidumbre, dependencia, corrupción e intereses creados», dijo, asegurando que dicho sistema es el que representa Nueva Democracia.

«Ya no tiene sentido seguir discutiendo muchos temas, porque ya lo hemos hecho en el pasado», afirma Stavrou. «El dilema, para los que quieren un cambio, se resume en una frase: ¿Volver a votar por Syriza o no?». Muchos aún no tienen respuesta a esa pregunta.

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