El presidente de Sudán del Sur, Salva Kiir, junto al expresidente, Riek Machar
El presidente de Sudán del Sur, Salva Kiir, junto al expresidente, Riek Machar - afp

Acuerdo de paz «parcial» en Sudán del Sur

Los grupos rebeldes leales al exvicepresidente Riek Machar firman un pacto tras veinte meses de hostilidades. Sin embargo, el Gobierno se otorga un margen de 15 días para consultar el texto

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Apenas la 1.25 de la tarde. Ante un sol de justicia, el presidente de Sudán del Sur, Salva Kiir, comienza el discurso ataviado con su sempiterno sombrero vaquero. El sudor resbala por la frente: «Nunca más los sursudaneses serán oprimidos por sus creencias políticas. Nunca más nuestro pueblo será discriminado por motivos de raza o religión. Nunca más vamos a recorrer el mundo como extranjeros y refugiados».

Cuatro años después de esta falsa promesa, pronunciada el 9 de julio de 2011 en plena ceremonia de independencia, el país más joven del mundo busca reiniciar su esperanza.

Este lunes, tras más de veinte meses de violentos combate, los grupos rebeldes leales al exvicepresidente Riek Machar firmaban un acuerdo de paz

que debe poner fin a las últimas hostilidades, según aseguraba a ABC James Gadet Dak, portavoz de las fuerzas opositoras, a los pocos minutos de producirse la rúbrica del texto. Sin embargo, el Gobierno de Juba anunciaba que se otorga un margen de 15 días para consultar el pacto.

El origen de la ola de violencia se remonta a finales de 2013, cuando el actual presidente, Salva Kiir, de la etnia dinka, acusó a su histórico rival político, el exvicepresidente Riek Machar, de la etnia nuer, de planear la toma del poder por la fuerza, lo que degeneró en enfrentamientos armados en amplias regiones del país.

El acuerdo, eso sí, ya comenzaba a derretirse en las manos: en vista de la falta de quórum, el presidente estadounidense, Barack Obama, había advertido, incluso, que adoptaría medidas de «presión» (sanciones) si ambas partes no llegaban a un pacto antes de esta madrugada.

Pero que nadie se engañe, la palabrería todavía tiene que ser refrendada con actos. Primero, por el propio presidente Kiir, que recordemos, dispone de 15 días para refrendar el acuerdo de paz. Segundo, por las fuerzas reacias a colaborar. En este sentido, dos de los principales actores rebeldes del conflicto, los comandantes Peter Gatdet y Gathoth Gatkuoth, han mostrado ya su negativa a reconocer cualquier acuerdo que incluya al presidente Kiir y al exvicepresidente Machar en el liderazgo del Gobierno unidad nacional.

«Son símbolos de odio, la división y el liderazgo fracasado (…) Ambos líderes fueron responsables de iniciar la crisis», asegura Gatkuoth, quien se escindiera precisamente en julio de la amalgama de rebeldes bajo la figura de Machar.

Búsqueda de un Gobierno de unidad

De momento, los negociadores regionales de la IGAD ya ha presentado una propuesta que implica la creación de un Gobierno de unidad (donde Machar actuaría de vicepresidente) de 30 meses de duración. Concluido ese plazo, se celebrarían elecciones con la posibilidad de que ambos políticos presentaran su candidatura.

No obstante, algunos puntos continúan siendo rechazados por el Gobierno, como el plazo de 18 meses para integrar las fuerzas armadas (apelan a solo seis meses, para esquilmar las fuerzas de su rival). En este sentido, la ONU calcula que, sólo en el último año, los grupos armados de Sudán del Sur han reclutado a 12.000 menores de edad.

«Ésta es sola una lucha por el poder», recordaba recientemente a ABC el líder opositor Lam Akol, quien lamentaba que estas conversaciones de paz no sean inclusivas con todos los grupos. «Kiir y Machar son culpables de la actual crisis, así como la vieja cúpula que se sublevó (…) Estamos en el filo (del abismo). Si esta guerra continúa por uno o dos años más, será un desastre», advertía el ahora líder de la oposición política.

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