Paula Farias a bordo del Dignity One, uno de los tres buques de MSF desplegados en el Mediterráneo
Paula Farias a bordo del Dignity One, uno de los tres buques de MSF desplegados en el Mediterráneo - juan carlos tomasi / msf
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«Una mujer no se juega la vida con sus hijos en una patera buscando confort»

Paula Farias, coordinadora de Operaciones en el Mediterráneo de Médicos Sin Fronteras (MSF), se muestra muy crítica con la pasividad de la UE ante el drama migratorio

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Paula Farias, coordinadora de Operaciones en el Mediterráneo de Médicos Sin Fronteras (MSF) responde por teléfono desde Grecia y se muestra crítica y pesimista ante el papel de la UE en la crisis migratoria. «Una mujer no se juega la vida con sus hijos en una patera buscando confort sino porque huye de una guerra».

- El naufragio del miércoles tuvo lugar en el momento en que un barco de la marina irlandesa iba a rescatar a cientos de emigrantes en una barca. ¿Piensan que es necesario cambiar el protocolo?

- En MSF tenemos un protocolo muy estricto. El rescate es un momento crítico. Nuestro barco grande se queda lejos y mandamos dos botes que llegan por ambos lados de la barca que ocupan los emigrantes.

Va también un traductor que les habla en árabe, inglés y francés. Los tranquilizamos y hasta que no tienen todos el chaleco no se saca a nadie. La operación lleva mucho tiempo y mucho cariño. Con esto no digo que el rescate que afrontó el barco militar irlandés el miércoles se hiciera mal.

- MSF repite que el centro de coordinación de Roma está desbordado.

- Roma no dispone de más recursos y agradece mucho el papel de organizaciones como la nuestra. Tienen más avisos que medios y no pueden acudir a todo con la celeridad necesaria. Además, hay que priorizar en los avisos y eso es muy difícil. Todas las llamadas son parecidas: estamos hundiéndonos, el motor no funciona, está entrando agua, vamos cientos a bordo... Y es difícil saber cuál es realmente la situación sin estar allí.

- ¿Es posible trabajar en la costa de Libia, de donde salen?

- Nosotros estamos en Libia, pero eso no repercute en la situación. Se trata de refugiados que escapan de Siria o Eritrea y no se pueden quedar en Libia, que es solo de tránsito. Lo que haría falta es una vía legal para acabar con el tráfico, el negocio y las redes. Mientras eso no ocurra seguirán sometidos a la «gymkana» del Mediterráneo.

- ¿Pensáis que lo que está ocurriendo es por falta de voluntad de los Gobiernos de la UE?

- Absolutamente. De hecho Frontex va a tener que externalizar la búsqueda aérea porque los gobiernos no le ofrecen medios y eso le va a salir mucho más caro. Se ha demostrado que la gente no deja de cruzar por el hecho de que no haya una operación de erscate.

- ¿Qué es lo que mantiene bloqueadas a las autoridades eurpeas?

- Europa tiene un miedo atroz a sus votantes. ¿Qué son esas cuotas ridículas de las que discuten frente a los cinco millones de refugiados sirios que necesitan protección? Europa mira para otro lado esperando a que el problema desaparezca solo. Pero tenemos que asumir que hay países en guerra y que la gente huye. Cuando una mujer se juega lavida en una patera con sus hijos no es por confort y bienestar, es porque huye de una guerra. Europa no puede disfrazar el problema de los refugiados como si fueran emigrantes económicos.

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