María Corina Machado, rodeada por las fuerzas del orden, saluda a sus simpatizantes a la salida de la Junta Electoral en Los Teques
María Corina Machado, rodeada por las fuerzas del orden, saluda a sus simpatizantes a la salida de la Junta Electoral en Los Teques - afp

El chavismo veta a los principales candidatos opositores a las elecciones

La exdiputada María Corina Machado y los alcaldes más populares de las filas disidentes no podrán presentarse a las legislativas de diciembre

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En un último esfuerzo por impedir que la oposición obtenga el buen resultado que le auguran las encuestas para las elecciones legislativas del próximo 6 de diciembre, el chavismo está vetando sistemáticamente a todos los candidatos opositores que tienen un cierto renombre y que cuentan con mayor popularidad. El caso más sobresaliente ha sido el de la exdiputada María Corina Machado, que ha decidido apadrinar a quien presentó como su «candidata aliada», la socióloga Isabel Pereira: «Es la mujer en la que yo confío y a la que les pido que le demuestren el apoyo, el cariño y la confianza que me han dado en los eventos más difíciles», afirmó ante sus seguidores tras conocer que ella había sido excluida.

Otros destacados miembros de la oposición vetados por el Consejo Nacional Electoral (CNE) son los exalcaldes Enzo Scarano y Daniel Ceballos, así como los jóvenes Raúl Baduel -hijo del destacado general Rául Isaías Baduel- y Ricardo Tirado, todos ellos inhabilitados por la Contraloría General para ejercer cargos públicos durante un año por participar o apoyar las manifestaciones en favor de una mayor apertura del régimen celebradas en 2014. El exalcalde de Chacao, el destacado opositor Leopoldo López, está encerrado en la cárcel militar de Ramo Verde, en tanto que el alcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma se encuentra en arresto domiciliaria, ambos inhabilitados y acusados -entre otras barbaridades-de promover un golpe de estado.

María Corina Machado aseguró que ella fue vetada por su denuncia de la corrupción y de la fuerte presencia militar cubana en todas las áreas estratégicas del país. Lo cierto es que el chavismo ha prohibido acudir a las elecciones a todos los diputados que se han atrevido a criticar abiertamente al régimen y se ha ensañado especialmente con quienes participaron en las protestas de 2014. Las fuerzas del chavismo duro, congregadas en torno al llamado Gran Polo Patriótico, no han tenido tantos problemas para inscribir sus candidaturas. Por ejemplo, concurrirá a las elecciones Cilia Flores, la esposa del presidente Maduro, a quien el mandatario ha presentado con orgullo como «la primera combatiente».

Aunque tampoco en el chavismo todo ha sido cantar y coser. Las filas del oficialismo conocen ya sus primeras fisuras después de que el Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV) haya excluido de sus listas a varios militantes de sus organizaciones de base. Algunos militantes chavistas se quejan de falta de transparencia y democracia en la selección de los candidatos oficialistas. Y no menos sintomático es que varios disidentes chavistas no vean con buenos ojos la inclusión de Cilia Flores en la lista oficialista.

Una de las organizaciones chavistas que ha quedado excluida es Marea Socialista. La autoridad electoral no ha querido aceptar su inscripción, por lo que esta organización ha tenido que negociar con otros partidos para poder participar en las elecciones. Otros disidentes chavistas han tenido que apañárselas e inscribir a sus candidatos como independientes, sin apoyo del oficialismo.

Para obstaculizar las candidaturas de la oposición, Maduro ha recurrido a los más variados pretextos. Entre ellos, inhabilitar a siete opositores por supuestas irregularidades en sus declaraciones de la renta o maniobrar hasta forzar la destitución de la directiva de Copei, partido cuyo presidente Roberto Henriquez aspiraba a ir en las listas electorales.

«Sin Cabello»

Para sortear estos obstáculos, la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) ha tenido buen cuidado de inscribir a sus 167 candidatos con un número igual de suplentes, de forma que cuenta con un equipo de 334 candidatos. Es lo que ha hecho María Corina Machado al presentar a su «suplente» Isabel Pereira.

A pesar de todos estos impedimentos, el secretario ejecutivo de la MUD, Chúo Torrealba, mantuvo el optimismo y aseguró que la futura Asamblea Nacional será como él, es decir, «sin cabello», palabras tras las que acarició su reluciente calva. Una abierta alusión al actual presidente del Parlamento, Diosdado Cabello. La oposición sueña con que no repita en el cargo cuando se designe la nueva directiva parlamentaria el próximo 5 de enero y cree que esta vez es posible.

El desarrollo de los futuros comicios, sin embargo, es de lo más incierto. Y entre las primeras causas de inquietud está el hecho de que Maduro haya cerrado el paso a la presencia oficial de observadores de la Organización de Estados Americanos (OEA) y de la Unión Europea para que vigilen el proceso electoral desde sus orígenes. «Venezuela no es monitoreada ni será monitoreada por nadie», aseguró el presidente en la sede de las Naciones Unidas, poco después que el el opositor Henrique Capriles solicitase la vigilancia de la OEA.

Digan lo que digan las encuestas, Maduro está decidido a no perder. Como si quisiera curarse en salud, el presidente venezolano asegura estos días que la oposición tiene como única estrategia denunciar el fraude antes o después de las elecciones. Previó así un primer escenario en el que la oposición se retiraría entre acusaciones de manipulación; y un segundo escenario, en el que «gritarían fraude tras el anuncio de los resultados».

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