Familiares de las víctimas del vuelo MH370
Familiares de las víctimas del vuelo MH370 - reuters

La baliza de localización del MH370 había caducado un año antes de la desaparición del avión

En el primer aniversario de su pérdida, Malaysia Airlines publica un informe que tampoco aporta ninguna clave a este misterio

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Coincidiendo con el aniversario de su desaparición, el Gobierno malasio ha publicado este domingo un informe provisional sobre el vuelo MH370, que se perdió cuando cubría la ruta entre Kuala Lumpur y Pekín con 239 ocupantes. A pesar de que sus casi 600 páginas contienen entrevistas a unas 120 personas, no aporta ninguna prueba concluyente que explique por qué el avión cortó sus comunicaciones y cambió totalmente de rumbo.

Siguiendo con las numerosas irregularidades detectadas en este caso, el informe reconoce que la batería de una de las balizas de localización submarina del aparato, un Boeing 777-200ER, llevaba un año agotada en el momento de la desaparición. Aunque dicha anomalía no habría influido en la tragedia, sí podría haber limitado las opciones de búsqueda en el Océano Indico, donde se sospecha que el aparato se estrelló tras salirse de su ruta y volar durante siete horas hasta que se quedó sin combustible.

En cambio, la baliza de la cabina sí que estaba en condiciones y se supone que estuvo emitiendo su señal hasta que se agotó al cabo de un mes, sin que ningún barco del equipo de búsqueda la detectara.

Además, el informe indica que los escáneres de seguridad no analizaron una carga de 221 kilos de baterías de litio, que son inflamables y eran transportadas en la bodega, porque habían sido «inspeccionadas físicamente». Una de las teorías sobre la desaparición del vuelo MH370 apunta a un incendio eléctrico en la bodega que inutilizó los sistemas de comunicaciones del avión. Aunque el piloto intentó darse la vuelta para regresar al aeropuerto, todos sus ocupantes se asfixiaron mientras el aparato seguía volando en modo automático. Dicha hipótesis se basa en estas baterías de litio, que pertenecían a un envío de 2.453 kilos de Motorola que también incluía cargadores y accesorios de radio. Aunque otras aerolíneas ya prohíben facturar dichas baterías en la bodega, Malaysia Airlines insiste en que no estaban catalogadas como «objetos peligrosos» por las normas de la aviación internacional. Buena prueba de ello es que, entre enero y abril del año pasado, el vuelo entre Kuala Lumpur y Pekín había llevado 99 paquetes de estas baterías.

Ante las especulaciones de que la desaparición podía deberse al suicidio de alguno de los pilotos, lo que sus familiares han negado hasta la saciedad, el informe tampoco ha encontrado nada sospechoso en la tripulación ni en los pasajeros. Continúa, por tanto, el misterio del vuelo MH370 un año después de su desaparición.

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