«No llevamos aquí dos meses para levantarnos e irnos sin más»

A pesar de la intención del Gobierno de cerrar el problema de las manifestaciones de Hong Kong sin hacer ruido, lo ocurrido en la jornada de hoy en Mong Kok, el foco mas beligerante de cuantos todavía permanecen activos en la ciudad, hace pensar que no todo va a ser tan sencillo. La estrategia seguida por Pekín de esperar, anunciar sucesivas intervenciones policiales para dispersar a los manifestantes y poner a la población en contra del movimiento, parece no calar todo lo esperado en el núcleo duro de unos manifestantes cada vez mas radicalizados y mas lejos de las posturas de los líderes iniciales del movimiento.

Esta mañana un contingente formado por tres mil agentes de policía y varias dotaciones de antidisturbios se desplazaron hasta Mong Kok para apoyar la acción de los agentes judiciales que pretendían liberar la zona, siguiendo una orden judicial.

El mandato fue emitido por la corte de Hong Kong como respuesta a la demanda interpuesta por una empresa de taxis y mini buses que consideraba que su negocio se estaba viendo seriamente afectado por las protestas.

Algunos manifestantes ante el riesgo de ser detenidos recogieron sus tiendas y se marcharon antes de que llegasen los agentes, pero la mayoría permanecieron en sus posiciones. Tras horas de tensión, amenazas de la Policía y mas de una docena de detenidos, a media tarde quedó parcialmente restablecido el tráfico, aunque durante la noche siguieron los enfrentamientos entre la Policía y los activistas en los alrededores.

Sin embargo el grueso de las tiendas, que se encuentran en Nathan Road, no fueron retiradas. Fuentes policiales aseguraron que el desalojo de esa zona se hará efectivo en la mañana del miércoles y, a juzgar por las palabras de alguno de los allí acampados, la resistencia va a ser mayor. Stephen Lai es uno de los muchos manifestantes que no están de acuerdo con la postura de los que él califica de «autodenominados líderes» del movimiento. «Necesitamos aumentar nuestra presión. Cada vez que lo hicimos conseguimos que el Gobierno nos escuchase» comentaba. Lai lleva en la acampada de Mong Kok desde la primera semana, y afirma que la inacción no es suficiente. «Para no hacer nada, estaría mucho mas cómodo en el sofá de mi casa viendo la televisión con una cerveza. Hemos pasado por mucho aquí, nos hemos calado cuando llovió, dormido en el suelo... No llevamos aquí tanto tiempo para marcharnos como si no hubiese pasado nada»

Desde el comienzo de las protestas, la acampada de Mong Kok ha sido mas radical que las demás. Formada en su mayoría por gente de mediana edad de clase trabajadora, se ha caracterizado por una menor presencia estudiantil y por una mayor resistencia a las acciones policiales. Aunque algunos han desistido, son muchos todavía los que, como Stephen, tienen esperanza de conseguir algo. «No esperamos nada de CY Leung. Es una marioneta que no tiene poder. Pero Xi (Jinping) no ha hecho hasta ahora ningún comentario malo sobre nosotros. Esta protesta es como jugar a la lotería y quien sabe, igual nos toca el premio. Pase lo que pase mañana, estamos preparados» sentenció con una sonrisa.