Manifestantes durante las protestas en Hong Kong
Manifestantes durante las protestas en Hong Kong - reuters
Revolución de los paraguas

Los cuarenta días de ocupación en Hong Kong contra el comunismo chino

Los mensajes con los motivos de la lucha se multiplican por la zona. Las escaleras por las que se accede al Legco están masivamente pobladas de «post its»

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Hace poco mas de un mes, Harcourt Road era una calle mas del distrito financiero de Hong Kong. Una gran avenida de cuatro carriles por sentido, transitada día y noche por miles de autobuses de dos pisos, taxis y limusinas. Los peatones solo podían atravesarla por las pasarelas que la cruzan y que permiten pasar de la estación de metro de Admiralty al Legco, el complejo de edificios que conforman las oficinas del Gobierno de Hong Kong.

Hoy los vehículos tienen cortado el acceso y, en vez de taxis, son tiendas de campaña las que pueblan el asfalto de lo que se ha convertido en toda una ciudad. En una zona donde se pagan hasta 500 euros por metro cuadrado, el movimiento Occupy Central tiene su campamento base.

Todo está organizado. La otrora Harcourt Road es ahora un gran barrio renombrado como «Umbrella Plaza», donde las tiendas se extienden hacia este y oeste, perfectamente numeradas. Las hay de todo tipo y tamaño. Algunas individuales y otras que parecen casas, con decenas de esterillas, sacos de dormir, mesas, sillas, porche con toldo... Aquí y allá se levantan tiendas de primeros auxilios y provisiones. Algunos estudiantes se encargan de traer agua, y toda clase de artículos para las necesidades básicas. En los primeros días de enfrentamientos, se proporcionaban las gafas, los gorros de plástico y los ya célebres paraguas contra los gases lacrimógenos. Hoy son como ultramarinos donde puedes encontrar de todo, desde bebidas frías hasta el artículo estrella, baterías externas para el móvil. Fung, estudiante de segundo año en la Universidad Politécnica, es el encargado de una de estas tiendas. «No podemos estar aquí todo el día, todos tenemos cosas que hacer fuera de aquí, pero en nuestro grupo somos bastantes y nos vamos turnando para que el servicio siempre esté en funcionamiento», dijo.

Como centro mayoritariamente universitario que es, la «Umbrella Plaza» no podía carecer de biblioteca. El denominado «rincón de estudio» es uno de los fenómenos mas impactantes de este movimiento. Comenzó con unas tablas puestas en la mediana de la calle y unas sillas donde los estudiantes hacían sus tareas académicas mientras protestaban. Pero hoy, un mes después, es un centro de estudio en toda regla. Mesas, sillas, conexiones a internet y luz artificial en un espacio que cada vez gana mas terreno. Un cartel advierte a los curiosos: «Silencio, zona de estudio. No fotos con flash». Allí se hacen diariamente concursos de matemáticas y ciencias, se trabaja, se actualizan las redes sociales y cualquier otra cosa que uno se imagine. Una gran biblioteca en la que reina el silencio a pesar de estar en medio de cientos de personas y en plena calle.

Los mensajes con los motivos de la lucha se multiplican por la zona. Las escaleras por las que se accede al Legco están masivamente pobladas de «post its» de todos los colores con los pensamientos que cada persona quisiese compartir, y a lo largo de la calle hay carteles con mensajes a favor de la democracia en todos los idiomas del mundo.

Y a pesar de que no son todos los que eran, la convicción que demuestran y el compromiso que tienen con sus demandas es grande. Los datos de una reciente encuesta en la zona lo dejan claro: 9 de cada 10 personas aseguran que estarán todo el año acampados si no se encuentra una solución satisfactoria.

Si, como parece, la intervención militar está descartada, los políticos se tienen que poner manos a la obra para desbloquear esta situación. El Gobierno debe cambiar de estrategia, porque la victoria por cansancio parece poco probable.

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