Los motivos de la derrota visigoda contra los musulmanes: pandemia, cambio climático y división

Una caída drástica de las temperaturas no solo destrozó las cosechas y la economía, sino que desestabilizó políticamente la monarquía visigoda en el peor momento

El rey Don Rodrigo arengando a sus tropas en la batalla de Guadalete, de Bernardo Blanco, 1871
César Cervera

Esta funcionalidad es sólo para registrados

El Reino Visigodo llegó a convertirse en el más poderoso, culto y sofisticado estado de Europa Occidental . Un faro en medio de la oscuridad que brilló sobre el continente tras la caída de Roma. Su esfuerzo por salvar la cultura clásica y por crear una primera España cayó en saco roto con un colapso tan rápido como imprevisible.

Todo lo que podía salir mal a esta civilización que dominó la Península Ibérica del siglo V al VIII salió peor. «El derrumbe visigodo fue tan rápido y contundente que los propios contemporaneos se asombraron», señala el historiador José Soto Chica, autor de 'Los visigodos: Hijos de un Dios furioso' (Desperta Ferro). Tres terremotos, que hoy suenan familiares, sacudieron Europa y se ensañaron especialmente con los visigodos: el cambio climático, una pandemia y una crisis política.

Los jinetes del apocalipsis

Una caída drástica de las temperaturas no solo destrozó las cosechas y la economía, sino que desestabilizó políticamente la monarquía visigoda. A partir del año 536, se empezaron a registrar temperaturas muy bajas en todo el planeta y apareció lo que los climatólogos denominan «el gran velo de polvo», esto es, veranos cortos y fríos seguidos de inviernos largos y extremos. Las crónicas medievales hablaron del Éufrates helado, el Bósforo congelado, inundaciones en Siria y heladas en Mesopotamia. Al Concilio XIV de Toledo (684) , muchos obispos no pudieron acudir debido a que el reino estaba cubierto por la nieve y a que Castilla en otoño más bien parecía el Polo Norte. «Un tiempo inclemente, en el cual no solo toda la tierra en lo más duro del invierno se halla cubierta con grandes nevadas, sino que hace un frío glacial...», recogieron las actas del concilio.

Portada de «Los visigodos: Hijos de un Dios furioso».

Las heladas estropearon las cosechas, la economía se hundió y el hambre acudió a la cita. Una pandemia, la peste bubónica empezó a azotar la hambrienta Península a finales del siglo VII tras someter a Europa Oriental a sendas oleadas. La Crónica mozárabe del 754 resume el reinado de Ervigio (680 - 687) como un gobierno compartido entre la peste y, en menor medida, el rey: «Gobierna siete años asolando a España un hambre terrible».

No fueron distintos los quince años del reinado siguiente, los de Égica (687-702), del que la crónica dice: «En su época, se extendió sin piedad una peste inguinal». Égica y su hijo Witiza se verían obligados a huir de Toledo para alejarse de la peste, que algunas fuentes responsabilizan de la muerte de la mitad de la población de toda la España visigoda .

Las divisiones internas , que siempre acompañaron a este pueblo en su andadura histórica, fueron la tercera pata sobre la que se derrumbó el reino. «Nunca fueron capaces de resolver la sucesión al trono, donde siempre se producían unas luchas brutales para hacerse con la corona del rey fallecido. Justo cuando llegaron los musulmanes, había tres pretendientes al trono. Un ejercito poderoso y bien entrenado se encontró un reino en medio de una guerra civil y una crisis económica y sanitaria. ¿Qué podía salir mal?», se pregunta Soto Chica .

El problema de la sucesión

De los 35 reyes visigodos, doce de ellos fueron asesinados y tres derrocados a la fuerza. Las guerras civiles fueron una constante en cada generación, en cada nueva elección, a pesar de los intentos de los reyes más poderosos por estabiliza o anestesiar el sistema. «Vemos claros intentos, más o menos velados, de hacer hereditaria a la monarquía visigoda. No obstante, había distintas circunstancias que lo iban a impedir como es el propio funcionamiento del reino. El IV Concilio de Toledo del año 633, a cuya batuta estaba la figura intelectual más destacada de Occidente, San Isidoro de Sevilla , es considerado por algunos de los grandes especialistas de relevancia mundial como una auténtica obra de institucionalización de la monarquía visigoda. En este sínodo se configuró la sacralidad de la figura regia pero también el carácter electivo de la monarquía, participando en los procesos electivos los personas más destacadas, tanto laicos como religiosos», recuerda Daniel Gómez Aragonés , autor del libro 'Historia de los visigodos' (Almuzara).

Portada de «Historia de los visigodos».

Si bien en el Reino Visigodo de Tolosa el poder siempre estuvo dentro de la misma estirpe, en el caso toledano solo hubo cuatro reyes pertenecientes a una misma familia. Ni los más poderosos reyes lograron que la corona fuera algo hereditario a largo plazo. «Hay que tener presente las luchas entre clanes, con sus redes clientelares, que hacían que la pugna por el poder fuese, por utilizar ya una comparación un tanto manida pero no por ello exenta de sentido, un auténtico “Juego de Tronos” . ¿Funciona mejor una monarquía hereditaria que una electiva? Si analizamos nuestra Edad Media podemos tener un debate muy intenso a partir de dicha pregunta...», plantea Gómez Aragonés .

Debilitado el poder real por la caída de impuestos y de efectivos militares, Witiza, un rey niño, no fue capaz de recuperar fuerza para la Corona una vez que pasó la peor fase de la peste bubónica y durante su breve reinado no dejó de multiplicarse la rivalidad entre facciones. Witiza murió a finales del 709, cuando no contaba más de 24 años y no tenía más herederos que unos niños menores de diez años y unos hermanos, también jóvenes, que fueron incapaces de sujetar la corona para su familia. Cuando desembarcó el grueso de las tropas musulmanas en la Península, Don Rodrigo , elevado a la fuerza como rey, no solo no contaba con el apoyo de gran parte de la aristocracia, sino que partes enteras del reino se encontraban bajo la autoridad de otros candidatos al trono. En medio de la guerra civil , el colapso visigodo resultó inevitable.

El peor momento para defenderse

Los árabes llegaron justo en medio de la tempestad. La Crónica mozárabe del 754 describe una conquista rápida y violenta, donde los árabes ocuparon el país como hicieron en el norte de África, es decir, primero golpearon, luego sembraron el terror y al final ofrecieron buenas condiciones para asimilar a la población local, que era mayoritariamente cristiana. Las elites se islamizaron, mientras otras resistieron y emigraron al norte. «Enfrentarse a los árabes en un momento así fue terrible, un desastre», apunta Soto Chica , que destaca la versatilidad y velocidad de la infantería musulmana frente a un ejército, el visigodo, que llevaba largo tiempo sin enfrentarse a un enemigo exterior de entidad.

Conversión de Recaredo I del arrianismo al catolicismo, por Muñoz Degrain. Palacio del Senado, Madrid.

Bajo el criterio de Gómez Aragonés no fue tanto un tema de distancia militar como de inestabilidad política. El Reino Visigodo había dado sobradas muestras de éxitos militares contra el Reino Suevo , los francos, los bizantinos y contra núcleos rebeldes del norte de la Península Ibérica . «Todo ello sin olvidar que la caballería goda era una de las fuerzas más potentes que dio la Antigüedad Tardía-primera parte de la Alta Edad Media. El principal problema podría estar en la idiosincrasia del ejército visigodo de principios del siglo VIII. Se trataba de un sistema socio-político de corte protofeudal y las redes clientelares y los vínculos de lealtad y fidelidad tenían mucho peso. La cuestión es que el ejército visigodo dependía cada vez más de las tropas aportadas por los nobles, algunos o muchos de los cuales en determinados ocasiones podían no compartir los mismos intereses que el rey», expone el autor de «Historia de los visigodos» (Almuzara).

La estructura del Reino Visigodo de Toledo hacía que sin monarquía (rey), sin ejército (cuya cabeza era el rey), sin catolicismo (Iglesia), sin Toledo (urbs regia) y sin tesoro (factor simbólico) no podía haber «regnum». «Durante la invasión musulmana, no uno, sino varios de estos pilares cayeron», explica este historiador vecino de Toledo sobre las causas de la derrota.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación