La evolución, según el FBI, del secuestrador
La evolución, según el FBI, del secuestrador - Wikimedia

El misterio que ha podido con el FBI: el criminal que secuestró un avión y huyó en paracaídas con 200.000 dólares

En 1971, Dan Cooper se arrojó en pleno vuelo del Boeing 727 que tenía amenazado. El pasado martes, la agencia cerró el caso por la falta de pruebas

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Después de más de 40 años de investigación y después de horas y horas de recabar pruebas y datos, el FBI se ha dado por vencido. «Hemos llegado a la conclusión de que es la hora de cerrar el caso porque no hay ninguna prueba», afirmaba el martes el agente Frank Montoya en declaraciones recogidas por la BBC. Así pues, parece que ya no habrá vuelta de hoja y el caso de D. B. Cooper (el cuarentón que, en los 70, logró secuestrar un avión y escapar de él en paracaídas sin dejar rastro con 200.000 dólares encima) pasará a las estanterías de la agencia estadounidense como «No resuelto».

Detalle de un paracaídas y la bolsa en la que venía uno de los cuatro paracaídas que solicitó
Detalle de un paracaídas y la bolsa en la que venía uno de los cuatro paracaídas que solicitó - ABC

De esta forma, se ha puesto fin (aunque no de la forma deseada por las autoridades) a uno de los mayores misterios de la historia de la delincuencia estadounidense.

¿La razón? Que, según explicó el FBI, la de Cooper ha sido una de las investigaciones más largas de la agencia y, a día de hoy, no se ha avanzado nada en ella desde 1980. Por ello, Montoya ha declarado que prefieren centrar sus esfuerzos en otros crímenes más prioritarias y más actuales. Aunque ello no implica que no estén abiertos a nuevos rastros. «Si surgiese algún indicio nuevo, sobre todo del paracaídas o del dinero, entonces reabriríamos el caso y llevaríamos al culpable a la justicia».

El secuestro

Este misterio comenzó en la víspera del Día de acción de gracias de 1971. Aquella jornada, un hombre de mediana edad vestido con traje, corbata y abrigo acudió al aeropuerto para comprar un billete que le permitiese subirse al Boeing 727 de la compañía Northwest Orient Company. Su objetivo era viajar de Portland a Seattle. Todo parecía normal. La transacción fue satisfactoria y se llevó a cabo a nombre de Dan Cooper. El día 24, nuestro misterioso protagonista se subió al avión y se sentó en la última fila. En el aparato había otras 42 personas.

Durante el viaje, sin embargo, dio una nota a la azafata Florence Schaffner, de 23 años. Esta (que en principio no dio importancia al papel) no pudo evitar alarmarse cuando leyó el papel y vio que no se trataba de una propuesta indecente. En ella, Cooper (o como se llamase realmente) explicaba que tenía una bomba en una maleta y que estaba dispuesto a hacerla explotar sino le daban 200.000 dólares (en billetes de 20) y cuatro paracaídas. Después de informar a la chica, gritó sus intenciones a todo el pasaje. Acababa de secuestrar el avión.

Corbata y dinero de Cooper
Corbata y dinero de Cooper - ABC

Lo que sucedió posteriormente fue relativamente rápido. Cooper logró que el piloto aterrizase en Seattle y, allí, liberó a los pasajeros y a varios miembros de la tripulación. Solo se quedó con los estrictamente necesarios: los pilotos y una azafata. «Fuera el que fuera el extraño proyecto de robo y secuestro del misterioso hombre de negro, iba viento en popa. Las autoridades en tierra estaban confundidas. Creían imposible que el hombre intentara usar los paracaídas para lanzarse de un avión que no estaba preparado para ello», explica el periodista León Krauze en su libro « Historias perdidas».

Tras recibir el dinero, ordenó que el avión despegase y pusiese dirección a México a una altura concreta (menos de 3.000 metros) y, cuando el avión estaba entre Seattle y Nevada... saltó de él por la puerta trasera. Esa fue la última vez que se le vio. A partir de entonces desapareció sin dejar rastro. De nada sirvió que el FBI tratase de investigar el caso, pues los nueve años siguientes los agentes se dedicaron a dar palos de ciego. Dan Cooper les había vencido.

Recreación de Cooper
Recreación de Cooper - ABC

Tan solo hubo una prueba que la agencia trató de seguir, la aportada por Brian Ingram, un niño. «El primer auténtico hallazgo surgió en 1980, casi diez años después del prodigioso secuestro. […] Fue entonces cuando un niño de ocho años de edad encontró en el río Columbia, cerca de Vancouver, casi seis mil dólares envueltos en ligas pertenecientes al botín de Cooper», añade el autor en su obra. Para algunos, estos papeles demostraron que Cooper se había salvado y había logrado escapar, aunque para otros sugirió todo lo contrario: que había muerto. De lo contrario... ¿Por qué se habría dejado esos fajos?

Las preguntas, según parece, seguirán abiertas. Sin embargo, la historia ha continuado interesand a la sociedad desde entonces. Así lo demostró el que, en 2008, se subastaran en Dallas varios billetes de los que fueron encontrados en los años 80 por un valor 120 mayor del habitual. «Obviamente hay todavía un gran interés en el caso. Personalmente siempre me he preguntado si Cooper vivió o no», dijo ese año Greg Rohan, el encargado de vender estas reliquias.

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