Los Chunguitos desaparecen: descubrimos los peligros de cantar en pareja

No son los únicos que han acabado por poner fin a una exitosa carrera en pareja

Los Chunguitos

Antonio Albert

Contemplar la desintegración de un grupo es un espectáculo entre hipnótico y desolador. Se lo puedo asegurar, por experiencia. En 2012 dirigí la gala de TVE ‘Música para mi madre’, presentada por Lolita. Una de las actuaciones la protagonizaba Camela, y la tensión entre los tres artistas se palpaba en el escenario: se pisaban unos a otros y Miguel Ángel se colocaba delante de María cuando a ella le tocaba cantar, impidiendo que Hugo Stuven, el realizador, tuviera un plano limpio de la solista. Recuerdo que ella me rogaba con la mirada que se repitiera la actuación. Así se hizo. Pocos meses después, Miguel Ángel dejó el grupo y Camela siguió su carrera con espíritu renovado. Este año ha lanzado ‘En el bolsillo de mi corazón’ con un videoclip protagonizado por Fabiola Martínez y Dulceida, entre otras celebridades. La paz ha llegado a Camela convertida en dúo, quién lo iba a decir, porque los dúos musicales también son regalos envenenados.

Que se lo digan a los hermanos José y Juan Salazar , que han puesto fin a 45 años de éxito de Los Chunguitos: «Esto es un matrimonio de conveniencia, pero esto son cosas que pasan», explicaba José a ABC hace unos días. Pero los Salazar conforman una auténtica -y reñida- dinastía flamenca en la que ya hemos vivido otra agria ruptura, la de las hermanas Toñi y Encarna, Azúcar Moreno, las únicas artistas que se fueron del escenario de Eurovisión para exigir que se volviera a lanzar el playback y abandonaron ‘Supervivientes’ para promocionar su regreso con un single aprovechando el escándalo. Menudas son ellas. Al parecer, los maridos de Toñi y Encarna, hermanas a su vez de Los Chunguitos, fueron los culpables de su ruptura artística y personal: estuvieron seis años sin hablarse.

«Todo se desgasta con el tiempo», reconoce Miguel Ángel Arenas, El Capi, productor musical, «Y es normal que al final se ponga fin a una relación que agoniza. Luego hay otros factores, como el ego, que hace que uno quiera emprender una carrera en solitario, pero casi siempre se equivocan. Mira Los Pecos, que se separaron cuando eran un auténtico fenómeno con todo el futuro por delante. Pero Pedro se creía el líder y acabó ‘pegándose la hostia’. España no es como Inglaterra, donde desaparece Wham! y nace George Michael: aquí esas aventuras no suelen salir bien. Aunque lo peor de todo es la familia. Claro, no es el Dúo Dinámico , que al acabar una actuación cada uno se va a su casa y vive su vida. La familia tiene una cosa genética que ayuda a la originalidad, como los Bee Gees, pero luego hay unos lazos emocionales que acaban mal, con mucho lío. Los hermanos son lo peor, mira Oasis y los Gallagher, un desastre». Los Salazar encajan como un guante en la teoría del Capi. La excepción sería Pimpinela, que aunque hermanos cantan como si fueran matrimonio.

En el negocio musical patrio se hablaba de cómo Ella baila sola grababa sus canciones por separado y se mezclaban las voces en estudio, incluso evitaban hacerse juntas las fotos de promoción. Por no hablar de las tensiones de Amistades peligrosas: Cristina del Valle llegó a llamar gilipollas a Alberto Comesaña en la presentación del disco ‘La última tentación’ a la discográfica. En aquel entonces, la pareja vivía como en ‘La guerra de los Rose’, con el piso dividido en dos, evitando que uno pisara la zona del otro. Mai Meneses tardó casi 10 años en explicar la razón de su ruptura con Kim Fanlo en Nena Daconte: «Siempre me sentí culpable por no haber sabido manejar las emociones que acabaron desembocando en esa separación. Demasiado ego, demasiada inseguridad. Me sentí recriminada por no ser madura emocionalmente. Y me lo hicieron pagar».

Según Tomás Palacios, «en un dúo musical, el choque de egos se duplica y es mucho más intenso porque hablamos de dos personas que van juntas a todo. Es verdad que la cosa empeora si son familia o pareja sentimental, pero también si, por razones contractuales, uno tiene más peso y más poder. Es el caso de Andy y Lucas, en el que uno tiene la marca y todos los derechos, lo que convierte al otro en un mero contratado». Este publicista de artistas prefiere no entrar en detalles sobre los conocidos conflictos entre ambos cantantes por culpa de las mujeres o del dinero, dos cuestiones que, en un dúo masculino, son mortales de necesidad.

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