Especial Universidades

Un nueva vida que va mucho más allá de los límites de aula

La vida universitaria va mucho más allá de adquirir conocimientos. Se abre una nueva etapa vital para el desarrollo personal: nuevas amistades, experiencias, vivencias... que se recordaran el resto de la vida. Y las universidades lo saben

BELÉN RODRIGO

Los años en la universidad son uno de los periodos de los que mejores recuerdos se guardan a lo largo de la vida. La mayoría de edad coincide con el inicio de una nueva etapa, de estudios y de amistades. Además de la parte académica, el periplo universitario ofrece una gran variedad de experiencias que están al alcance de los alumnos y que muchas veces se desconocen. Desde las propias universidades se trabaja cada vez más este aspecto. «En la universidad UC3M nos esforzamos mucho por ofrecer una vida universitaria integral, queremos ir más allá del desarrollo de competencias académicas para que los alumnos tengan también experiencias adicionales», explica Mónica Campos Gómez, vicerrectora de Estudiantes e Igualdad de la UC3M. Recuerda que interaccionar con el medio que te rodea enriquece a los jóvenes que «establecen vínculos nuevos, hablan delante de personas que no conocen, debaten… les hace tener una cierta capacidad de previsión y les da garantía para el mundo profesional». Además, hay un enriquecimiento mutuo, «la universidad crece, evoluciona, se mueve», matiza Campos.

En los años de la universidad es también muy habitual crear o formar parte de una asociación que a veces desaparece cuando se acaban los estudios. En la UC3M hay alrededor de 70, muy variopintas, «que tienen la capacidad de generar actividades atractivas. Algunas están muy asentadas y van pasando de unos alumnos a otros», indica la vicerrectora. La Universidad les da el apoyo para que se consoliden y hagan los trámites y anualmente se subvencionan proyectos. Campos siente que los estudiantes son cada vez más exigentes y cree que a la hora de elegir un centro, tiene mucho peso todo lo que la universidad te ofrece, no solo el grado elegido.

Las residencias organizan talleres, eventos y formaciones profesionales que complementan la enseñanza universitaria

Leonor Gallardo Guerrero, vicerrectora de Coordinación, Comunicación y Promoción de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), señala la apuesta en el crecimiento profesional y personal del alumnado y para ello « apostamos por la movilidad internacional, el voluntariado universitario, la conciencia medioambiental, el enriquecimiento cultural o la práctica deportiva». Por lo tanto, «dinamizamos la vida en los campus con iniciativas que ningún estudiante debería desaprovechar», matiza. Además, señala que estudiar en ciudades pequeñas presenta ventajas incontestables. En el caso de la UCLM, «es apostar por una forma de vida más asequible y saludable sin renunciar al rigor académico y a la excelencia en nuestra oferta académica y de servicios».

Participación democrática

Para aquellos que dejan familia y ciudad para continuar con sus estudios, la experiencia será todavía más enriquecedora. Ya sea compartiendo casa, en un colegio mayor o en una residencia de estudiantes, separarse de su entorno de confort supondrá un nuevo reto. Pero además alguna de estas opciones conlleva un plus añadido. «Los colegios mayores somos universidad 24 horas al día, 7 días a la semana. Somos centros universitarios y formamos a nuestros colegiales a través de la participación democrática en la vida del colegio y de las numerosas actividades extracurriculares que se realizan cada curso académico», comienza por explicar Juan Muñoz, presidente del Consejo de Colegios Mayores Universitarios de España. «Muchas de ellas están abiertas a toda la comunidad universitaria y a la sociedad en general: conferencias, cursos, talleres, teatro, tertulias, conciertos, deporte, etc. Con nuestra actividad aportamos un gran valor a los universitarios, a los campus y a la sociedad», añade. Hay algo que caracteriza a los jóvenes que pasan por un colegio mayor, «han decidido vivir en una comunidad grande, con lo que ello implica, y hacerlo fuera de su casa, lo que permite impulsar su proceso de aprendizaje, formación y maduración conviviendo con gente muy diversa», resalta Muñoz. Los jóvenes que pasan por los colegios, de 18 a 22 años, «tienen ansias de aprender, de vivir, de compartir, de comerse el mundo, de salir de su casa, de abrirse y de compartir su etapa universitaria con compañeros y compañeras de procedencia muy diversa, por lo que normalmente son personas abiertas y tolerantes». Gracias a las actividades extracurriculares que allí realizan, «los estudiantes van adquiriendo competencias transversales tales como pensamiento analítico, creatividad, negociación, trabajo en equipo, habilidades de comunicación, etc, muy valoradas en el mundo laboral».

Si hablamos de residencias, «ofrecen múltiples beneficios que mejoran el desarrollo de la vida universitaria de los estudiantes. Aportan comodidad, seguridad y confianza, y un entorno que fomenta su crecimiento personal y profesional», cuenta Carmen Tena, directora de la residencia universitaria El Faro de Madrid. Las instalaciones de estos espacios están diseñadas para mejorar el rendimiento académico, «pero también cuentan con espacios dedicados al deporte, la música o la cultura para satisfacer las necesidades e inquietudes de los estudiantes». Es habitual organizar eventos y formaciones profesionales que complementan la enseñanza universitaria y ofrecen experiencias que garantizan el crecimiento intelectual y personal de los estudiantes. «Talleres con contenidos útiles sobre temas de interés para esta generación de estudiantes, como la sostenibilidad o la alimentación saludable», comenta Tena. Es más habitual que sean los alumnos del primer año de carrera quienes elijan estar en una residencia. «Éstos encuentran en nuestras residencias comodidad y todas las facilidades que podrían tener en casa: pensión completa, un menú variado y saludable, además de un equipo de profesionales comprometidos y dispuestos a solucionarles cualquier problema». Desde esta residencia se ayuda en el periodo de transición, «facilitando su adaptación a la vida universitaria y a una nueva ciudad para que sólo tengan que preocuparse de su carrera universitaria y de vivir esta etapa de forma plena».

El beneficio de compaginar trabajo y estudios

Trabajar durante la etapa universitaria es algo muy común. A veces, de forma esporádica o durante las vacaciones, para sacarse un dinero extra, y otras por necesidad, para poder costearse los estudios o los gastos, especialmente cuando se cambia de ciudad. Pero más allá de la parte económica, supone asumir responsabilidades y ganar una experiencia que se tendrá muy en cuenta en un futuro profesional. En los primeros años de la carrera es difícil, por lo general, encontrar una ocupación relacionada con los estudios, pero el mercado cuenta con distintas posibilidades que se adaptan a las necesidades de los universitarios. «Es habitual que exista cierta oferta estable de empleos con jornadas que permitan contabilizar con estudios u otros empleos. En el caso de Randstad, un 15% de las ofertas aproximadamente son a tiempo parcial», indica Valentín Bote, director de Randstad Research.

Es cierto que la crisis sanitaria impactó a todo el mercado laboral y «muchos de estos puestos se vieron especialmente afectados por ser empleos de cara al público», recuerda Bote. Sin embargo, hoy por hoy, la oferta se ha recuperado notablemente, «incluso más que la media de la economía, gracias en parte al notable incremento que han experimentado sectores en los que este tipo de posiciones suelen ser habituales», añade.

Los sectores más habituales en los que los universitarios encuentran trabajo son los relacionados con el turismo y la hostelería, ‘contact center’, administración y puestos en el sector industrial. «Los empleadores, más allá del tipo de jornada, suelen agradecer la proactividad, la disposición y la capacidad de aprendizaje de los candidatos. Si, además, ofrecen algo de experiencia en posiciones similares, mejor», comenta el director de Randstad Research.

Trabajar a la vez que se estudia es siempre una ventaja de cara al futuro laboral de los jóvenes «ya que genera experiencia y fomenta su empleabilidad. De hecho, recomendamos que las etapas de trabajo y las etapas de estudios no estén diferenciadas, sino fusionadas durante toda la trayectoria de los trabajadores».

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