Cinco conductas que garantizan una buena alimentación en verano

Es importante comer de forma consciente y en relación al "hambre real que tenemos", explica Neus Nuño, profesora de psicología de la Universitat Oberta de Catalunya

S. F.

El cambio de horarios y la ruptura con la rutina que supone el verano afecta a nuestra alimentación y puede llegar a fomentar la pérdida de los hábitos adquiridos durante el resto del año. Además, en esta época del año se hace mucho más apetecible un gran abanico de alimentos no recomendables para la salud —como los helados, los refrescos o la cerveza— y tras ingerirlos pueden manifestarse «sentimientos de culpa». «Eso nos impide disfrutar y nos induce a creer que tenemos que hacer algo para compensar aquella ingesta», explica Neus Nuño, profesora de psicología de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

Para garantizar una buena alimentación en verano, la experta y el nutricionista de la UOC, Àlex Vidal, han creado una lista de conductas a seguir que consiste en el disfrute y la buena organización de las comidas.

En primer lugar, es importante comer de forma consciente y en relación al « hambre real que tenemos , es decir, comer cuando tenemos hambre y parar cuando nos sentimos llenos», concreta Nuño. Solo así, añaden los expertos, habrá una buena regularización de las calidades de alimentos que se comen. Al mismo tiempo recomiendan que se evite hacer «restricciones» para compensar comidas anteriores o posteriores.

Uno de los trucos que aporta la psicóloga es tener una despensa llena de comida saludable . «Si nos aseguramos de que en casa tenemos disponible comida saludable, como frutas y hortalizas, legumbres, cereales, lácteos o proteína de calidad, será más probable que las elecciones que hagamos sean equilibradas», explica.

Salir a comer fuera no significa necesariamente comer mal. Para garantizar una buena decisión en la comida es aconsejable «basar nuestra elección en el nivel de hambre que tenemos y procurar que en nuestro menú estén presentes todos los grupos de alimentos », concreta Nuño.

Está comprobado que cuando se disfruta de un alimento se come despacio, y esto favorece que llegue la señal de saciedad para poder parar de comer cuando se está lleno. Además, la psicóloga asegura que "debemos disfrutar de toda clase de alimentos y evitar el sentimiento de culpa".

«Cuanto más satisfechos estemos de nuestra vida, más sencillo será mantener una relación saludable con la comida, y evitar el vínculo entre la comida y las emociones », afirman los expertos. Por esto es aconsejable aprovechar el verano para realizar actividades agradables y descansar.

Además de estas conductas, Vidal añade que en los meses de calor debe haber sobre la mesa tres grupos de alimentos «imprescindibles» — agua, vegetales y frutas — con pigmentos y grasas insaturadas. Los batidos y zumos también son una buena opción para ingerir fruta, pero el experto alerta de que «no pueden ser los sustitutos de ninguna comida».

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