Cómo evitar que muchos regalos queden olvidados en un armario

Cada español se dejará estos días unos 238 euros por persona en regalos

S. F.

La mañana del 25 de diciembre y la del 6 de enero, mayores y pequeños esperan con ilusión abrir sus paquetes y encontrar los regalos más deseados: juguetes, ropa, libros, gadgets de todo tipo… Y sin embargo, la mayoría de estas cosas quedan olvidadas en un rincón a los pocos días. Y no solo por parte de los niños, que son casi siempre quienes más reciben y antes dejan sus regalos arrinconados; los mayores también nos damos a esta práctica de comprar mucho, recibir deprisa y dejar objetos en perfecto estado acumulados por toda la casa. ¿La solución? El consumo circular .

Según el Informe de Consumo Navideño 2019 de Deloitte, cada español gastará estas fiestas una media de 554 euros entre comidas, viajes y, por supuesto, regalos, que se llevan la mayor partida de este presupuesto: unos 238 euros por persona . El consumo se dispara, lo que no solo afecta a nuestro bolsillo, sino también a nuestra ‘cuenta particular de huella de carbono ’. ¿Acaso no lo habíamos pensado? Efectivamente, la industria multiplica la producción, los minoristas abren durante más tiempo (luz, agua, climatización), los transportistas y distribuidores colapsan las calles con sus vehículos contaminantes… Y todo para, en muchas ocasiones, acumular más y más objetos que suelen acabar, en el mejor de los casos, casi nuevos en nuestros trasteros.

«Vivimos en una sociedad que se preocupa cada vez más por el cambio climático y la injusticia social, que protesta en la calle y en las redes sociales por el comportamiento de los gobiernos y de las multinacionales, y que, sin embargo, en su día a día se deja llevar sin remedio por la fiebre consumista , cuando podríamos contribuir realmente a mejorar el mundo si fuéramos capaces de modificar nuestros hábitos de consumo y apostar más por la reutilización y la economía circular», afirma José María García , CEO y fundador de la app Gratix , que promueve la reutilización y el intercambio de productos en buen estado a los que poder dar una segunda vida.

Y no es que esto suceda solo en Navidad, también a lo largo del año arrinconamos elementos decorativos o electrónicos que ya no nos gustan y, sencillamente, los sustituimos por otros más modernos ; tenemos libros que no volveremos a leer, accesorios de cocina que adquirimos en un arrebato de creatividad culinaria pero que nunca más volveremos a usar...

Síndrome del niño ‘hiperregalado’

Sin embargo, en esta época el problema se agudiza, y todavía más en el caso de los niños que, encandilados por la publicidad y los estímulos de su entorno, piden el último juego al que nunca jugarán, la muñeca de moda que olvidarán en un cajón o las zapatillas que, antes de medio año, ya no le servirán. ¿Exagerado? Para nada, el síndrome del niño ‘hiperregalado’ existe, y la mayoría de los expertos lo identifica como un problema que hace que los pequeños pierdan la ilusión, no den valor a los regalos y hasta lleguen a percibir que no merece la pena esforzarse por las cosas. Es más, la mitad de los niños dedican menos de una semana a jugar con un juguete nuevo y, de ellos, casi un tercio le dedica un solo día, según se recoge en el Informe de ALDI sobre el Juego Infantil en España.

Ante esta situación, ¿qué podemos hacer? ¿Cómo evitar ese exceso de regalos y ese dinero realmente desaprovechado? Una opción cada día más en boga es sustituir ‘cosas’ por ‘experiencias’. Seguramente recordaremos más esa cata de vino, ese paseo a caballo o esa visita al parque de atracciones que un jarrón o un juego de mesa. Y otra opción muy a tener en cuenta es apostar por la economía circular también para los regalos. Existen cada vez más iniciativas destinadas a que alguien pueda reutilizar aquellas cosas que tenemos en perfecto estado pero no usamos, y donde también podemos hacernos con otras a un precio módico, como en Wallapop, o incluso a coste cero, como en la citada plataforma Gratix.

«Regalando aquellos juguetes que ya no se utilizan y pidiendo aquellos que se desean es posible dar una segunda vida a piezas que fueron la ilusión de un niño en las navidades pasadas y destinar ese ahorro a otras cosas que aprecien más los pequeños, como una actividad de ocio con sus padres (ir al cine, una merienda especial...), un capricho que utilice en su día a día (ropa, material escolar, etc.) o guardarlo para ese deseado viaje en familia», asegura José María García.

Por ejemplo, si esta Navidad nuestro hijo ha pedido a los Reyes una bici, seguramente habrá cientos de ellas como nuevas en las casas de otras personas, cuyos dueños estarán encantados de que sean aprovechadas. Y lo mismo con juegos de mesa, muñecas, libros, ¡hasta objetos singulares que no encontraremos en las tiendas ! Del mismo modo, nosotros podemos también regalar la bicicleta que nuestro hijo ya no utiliza a otro niño que estará encantado de tenerla y será enormemente feliz con nuestro regalo sin necesidad de haber consumido recursos innecesarios del planeta y con cero huella de carbono.

¿Por qué no? Esta Navidad, ¡propongamos los Reyes Magos que piensen «en circular»!

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