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Las tallas y números de zapato más comunes, los que no llegan a las rebajas

Esperar a las rebajas para hacer las compras de Navidad puede suponer que nos quedemos sin ese zapato o ese pantalón que queríamos regalar a alguien

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La interminable espera a las rebajas para comprar los regalos de Navidad lleva a más de una situación crítica. Con el miedo en el cuerpo, la compradora se pregunta si realmente esos zapatos para su hermana seguirán disponibles en el 38 y medio cuando se lance a comprar para el día de Navidad o Reyes Magos.

En realidad , el tema de las tallas y los números de zapato es más complejo de lo que parece. Para empezar, las tallas varían mucho de un país a otro. Un norteamericano no encontrará pantalones que le vayan bien en Japón, y los vaqueros en Alemania le quedarán largos a casi todas las españolas. Para complicar más las cosas, los patronajes de Francia, Estados Unidos o Italia, por ejemplo, no son exactamente equivalentes: una talla 40 italiana, es por ejemplo igual a una 38 francesa o española.

Además, las grandes marcas de moda de prestigio no suelen elaborar prendas a partir de cierta talla, porque sus creadores consideran que el tamaño desvirtúa el diseño y no quieren ver a una oronda señora de un pueblo de Zamora -es un decir- con una minifalda de su marca. Tiranías de la moda.

Pero hete aquí que las low-cost españolas y sus muy avezados directivos, hacen las delicias de las mujeres más rotundas: una chaqueta de Zara de la talla 42 es en realidad una 44 en otras marcas locales. Lo mismo ocurre con Mango e incluso con el grupo Cortefiel. La clienta, feliz de entrar en una 42, repite compra. No obstante, con un tallaje normal, la 42 es la media más vendida en España para las mujeres de más de 30 y la 38-40 para las chicas más jóvenes.

Con los zapatos ocurre igual: no solo la numeración varía, sino que dependiendo del modelo en cuestión, podemos necesitar un número más o menos. Por ejemplo, si compramos un zapato de salón con tacón alto y punta afilada, es posible que necesitemos más número que si elegimos unas bailarinas de punta redonda o unas botas camperas. Y luego está el drama personal e intransferible de «tengo el empeine muy alto» o «me ha salido un juanete». Pequeñas miserias de la vida. No obstante, el 38 y medio se sigue llevando la palma. Por ahora.

Aunque asuste no llegar a tiempo para escoger las tallas más habituales, recordemos una regla de tres que todo gestor comercial que se precie conoce bien: tener en almacén más cantidad de las tallas que más se venden. Por lo tanto, una tienda que compra 12 pares de un determinado modelo de zapato para señora, eligirá tener 1 par del número 36, 2 del número 37, 5 del números 38, 3 del 39 y un par del 40. Los zapatos se suelen comprar en escala. Así pues, que las «cenicientas» del 36 y las «hermanastras» del 40 o más, se anden con cuidado, que pueden ser ellas las que se queden sin príncipe o sin regalo.

Si a esto le añadimos el dilema de los medios números y el hecho de que el corte de las prendas para los jóvenes tiene en cuenta el aumento de la altura de la población en las últimas décadas, tenemos una verdadera ecuación servida.

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