Tamara Falcó: «Nunca voy a citas a ciegas, sueño con un flechazo»

Mientras el pasado martes, Isabel Preysler ejercía de madrina de honor en la fiesta por el 20 aniversario del programa de TVE «Corazón», su hija Tamara Falcó reaparecía en un acto público como embajadora de la nueva línea de electrodomésticos LG Signatura. A la hija de Carlos Falcó y Preysler le podrán acusar de muchas cosas, pero no de ser políticamente correcta. Con su nuevo flequillo, y puede que algo más delgada, Tamara podría haberse marcado el farol de decir que era una perfecta amita de casa y que sabía hacer de todo, pero optó por la sinceridad y confesó que ella nunca pone la lavadora «porque en casa de mami hay servicio» que «la plancha» no le gusta porque una vez se quemó.

Sí reconoce que le «encanta limpiar y sobre todo ordenar». No cocina mucho, pero su plato estrella es «el arroz con coliflor», una receta que nadie conocía.

Soltera y sin compromiso a la vista, Tamara no comparte el pensamiento de su madre de que es «una chica difícil» y fue la primera sorprendida con sus declaraciones. «Así no se me va a acercar nadie», contó. «Hace dos días una persona quiso tener una cita conmigo a través de un amigo común, pero he dicho que no porque nunca voy a citas a ciegas», repite. «Mi sueño es vivir un flechazo. Así es como hay que enamorarse. Todo muy normal, yo no soy de ligar por esas aplicaciones tipo Tinder, a pesar de que mis amigas sí lo usen», insiste. «Puede que no sea fácil, pero supongo que como todo el mundo. Seguramente mi madre quería decir que tengo carácter. No soy de enrabietarme pero sí tengo mi genio. Mi madre también es complicada pero es normal, ya que estamos todo el día pegadas», añade.

Hasta aquí todo normal en Tamara. Lo que ha incendiado las redes sociales son sus declaraciones sobre que nunca se subiría a una carroza del Orgullo Gay. «No tengo nada en contra de los homosexuales, muchos amigos míos lo son, pero esa estética a mí no me gusta». Como era de imaginar, en su cuenta de Instagram ha recibido todo tipo de críticas. Y es que salirse de lo políticamente correcto tiene sus consecuencias.