Josh Wood
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Josh Wood, el rey de los tintes: «Me encantaría hacerle el color a Doña Letizia»

Es el colorista de las melenas más admiradas. Ha tenido entre sus manos las cabezas de Madonna y Ana Aznar

ENVIADA ESPECIAL A LONDRES Actualizado: Guardar
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Quién le iba a decir a este peluquero de pueblo (Barnsley, Inglaterra) que acabaría teniendo entre sus manos las cabezas de Madonna, Gwyneth Paltrow, Elle Macpherson, Lady Gaga, Kylie Minogue, Poppy Delevingne o Rosie Huntington-Whiteley. «Son clientas fieles y sólo permiten que yo toque sus melenas», reconoce Josh Wood, el hombre que más sabe de coloración en el mundo. «Algunas vienen al salón, pero la mayor parte de las veces soy yo quien se mueve por medio planeta», cuenta. ¿Incluido España? «Tengo una clienta en Mallorca, sí. Y otra española que viene al atelier», asegura. ¿Ana Aznar? Y aunque no responde, su rostro le delata.

«A la que me encantaría hacerle el color es a la Reina Letizia

. ¡Es tan elegante!», confiesa Wood. No tiene royals entre su clientela, pero sí mujeres muy importantes de Oriente Medio, India y China que le mandan su avión privado, a pesar de que Wood prefiere vuelos regulares. «Me gusta mirar a la gente que se mueve por el aeropuerto, los aviones, las calles. Ellos son mi fuente de inspiración, como lo es el arte». No es casualidad que el director creativo global de Wella nos haya citado en la Tate Britain de Londres para la entrevista.

El virtuoso Wood cuenta que se formó en la escuela de Vidal Sassoon, pero desarrolló su formidable carrera en las pasarelas de Jean Paul Gaultier, Louis Vuitton o Alexander McQueen, viajando entre Nueva York, buena parte de Asia y Japón, antes de establecerse en Londres de forma permanente. Sus «obras» cambiaron el concepto del color, siendo ya mítico su «punk» de Alta Costura (subió el rosa o el azul a muchas cabezas de alto standing) o el «hiper natural», una coloración que destaca no sólo la luz, sino también la naturalidad. «Se lo debo a “Illumina Color”, que hace que el pelo parezca virgen, como antes de teñirse por primera vez. Como la melena de Elle Macpherson, que siempre parece que acaba de llegar de la playa».

Hombres sin canas

David Bowie y Mick Jagger son también asiduos, «porque a muchos señores no les gusta que asomen sus canas». Les prepara un blending (mezcla) suave, para que no se les note la coloración. «Lo que nunca haría es cubrir por completo las canas (cover grey), que queda horroroso en los hombres», afirma. Y lo dice el estilista peluquero que puso de moda las canas en la mujeres. Su mejor ejemplo es la modelo estadounidense Kristen McMenamy, que luce, a los 50 años, una melena completamente gris, un tono difícil de adoptar en los países mediterráneos donde hay una barrera cultural con las canas. «Favorece a las mujeres de piel muy oscura o a las pieles escandinavas más claras», asegura. ¿Y el rubio platino? «Con un rubio es donde más equivocaciones se pueden cometer», afirma. «Los cutis cálidos o cetrinos requieren que el rubio tienda a rosado; con tonos de piel fríos o muy pálidos, encajan mejor los agrisados; y el rubio platino, que en teoría es incoloro, crea un impacto sensacional en los asiáticos».

Ecuación perfecta

Para hacer todas estas afirmaciones, Wood se basa en la «Ecuación de Color Perfecta», una fórmula que ha elaborado Wella, que no falla. Se basa en que el tono de nuestra piel y ojos determina el que debe tener nuestro pelo. Si tienes piel cálida y ojos cálidos, el pelo deberá tener una tonalidad fría; y si eres de tez fría y ojos fríos, en la cabeza te favorecen los tonos cálidos. El orden de los parámetros no importa, se trata de que nunca se tengan los tres iguales. «Muchas personas han tenido malas experiencias con el color del cabello y no se debe a la elección real del tono del cabello, ya sea rubio o castaño, sino a las tonalidades frías o cálidas que esconde el color seleccionado», explica el colorista. «Por eso siempre pido a mis clientas que traigan una foto del pelo que quieren, porque a veces me dicen que quieren un rubio platino, y cuando les enseño lo que yo considero platino, me responden que eso es amarillo».

Según Wood, la habilidad del profesional está en su capacidad para evaluar y considerar nuestras características, y la ecuación es una herramienta para que los peluqueros no se equivoquen. «Es como cuando te pintas los labios con un color que no te sienta bien porque no va con tu cutis». Según el «gurú del color» –así le llaman– no tiene dos clientas con el mismo color en la cabeza.

Como en un salón de alta costura, en su atelier de Notting Hill (aunque tiene una «pata» en la icónica tienda Liberty, en Regent Street), los colores se hacen a medida de cada mujer. ¿Cuánto cuesta ese lujo? «Cuando le atiende alguien de mi equipo, entre 97 y 330 euros. Si soy yo, de 550 euros en adelante». Y solo acepta cuatro nuevas clientas cada mes, los jueves. «No tengo capacidad para más y hay 80 personas en lista de espera». ¿Si yo quisiera pedir cita para cuando me la daría? «Para dentro de un año», contesta. Seguro que si le llama Doña Letizia no la haría esperar tanto.

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