Iria durante su entrevista con ABC
Iria durante su entrevista con ABC - Ángel de Antonio

Iria Otero: «A Diego López y a mí nos gustaría volver a Madrid»

Es técnica de laboratorio pero lo dejó todo para seguir a su marido hasta el Milan. «Cuando falla en el campo se lo digo», revela en su paso por España

Madrid Actualizado: Guardar
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Iria Otero ha conseguido formar la familia que siempre ha soñado con el futbolista Diego López. Ambos tienen dos niñas: Zoe, de 3 años y medio, y Bianca, que nació en Milán, donde residen desde el fichaje del portero. «Nuestra vida allí es muy tranquila, nuestros días son de ir al cole y luego pasar horas en el parque. Una vida muy familiar. Al principio me costó adaptarme porque me pilló el traslado en pleno embarazo y hasta que conseguimos casa estuvimos en un hotel, pero Italia es un país maravilloso, en seguida hice amigos españoles, mujeres de los jugadores... ya estamos completamente adaptados», explica Iria en su paso por Madrid.

Desde que naciera Zoe, la mujer del portero gallego emplea todo su tiempo en criar a sus hijas.

«Soy afortunada de poder desarrollar ese trabajo, que es el más duro del mundo. Aunque en ocasiones me han tentado para hacer un blog, no creo que sea el momento. Ahora estoy por y para mis hijas y Diego, que es hombre, padre y compañero ejemplar», cuenta.

La joven con sus hijos viendo un partido
La joven con sus hijos viendo un partido - Redes sociales

A Otero no le gustan las extravagancias. Por eso compra en Zara. Con o sin lujos está radiante, desprende luz propia y no quita ojo de su hija pequeña. «Zoe se quedó con Diego en Milán, Bianca aún toma el pecho y no quise dejarla solita», cuenta con su acento galleguiño. La mujer del portero tiene una figura envidiable. «No hago nada de deporte y me pierde el chocolate, imagina ahora viviendo en una ciudad tan rica en cultura y gastronomía... ¿cómo podría resistirme?», comenta divertida. «En casa somos de buen comer, a Diego siempre que le preguntan por su plato favorito y cita mi tortilla de patatas –dice- La verdad que me sale estupenda».

La pareja mantiene una relación envidiable. «Somos un equipo, la vida no nos ha cambiado. Seguimos yendo a la compra juntos... no imagino que vaya alguien por mí. Nos dividimos las tareas de casa, Diego es muy ‘‘apañado’’ en casi todo menos en la cocina, esa es mi parcela», cuenta. «Soy muy exigente con él, cuando falla en el campo se lo digo y hablamos de ello, porque sé que es lo que necesita», confiesa. «Diego es el mejor pero no es perfecto».

Iria, una técnica de laboratorio que dejó todo por amor, se casó en 2011 con el futbolista en su tierra natal, en el pequeño pueblo pontevedrés de Ponte Sanpaio. Al enlace asistieron Arbeloa, Capdevila, Cazorla, Javi Venta, Llorente y Borja Valero, entre otros compañeros. Por aquel entonces nadie sabía que años después Arbeloa y Diego iban a ser íntimos amigos en el club de sus sueños, el Real Madrid.

El fichaje precipitado del portero y la lesión de Íker Casillas cambió la vida a esta joven pareja que ya ha había pasado por Castellón y Sevilla, para situarles en Madrid y envolverles en una polémica que poco o nada tiene que ver con ellos. «Tener claro de dónde venimos, no perder jamás la humildad y la sencillez es fundamental, pero lo que marca la diferencia a la hora de enfrentarse a las cosas es la educación que cada uno recibe. Diego y yo somos muy parecidos, es prioritario ser tolerantes y enseñarle esos valores y principios a nuestras hijas».

Ahora que ha pasado el tiempo, la guapa mamá se anima a hablar con la prensa sobre su vida en Milán, pero también hace balance de su paso por Madrid.

—A punto de terminar el año, ¿qué balance haría?

—En Milán estamos felices. Llevamos una vida muy normal, todo gira en torno a las niñas. Las dos se llevan genial y es una gozaba verlas crecer.

—¿Piensan en aumentar la familia?

—No, al menos de momento.

—Su vida cambió por completo tras pasar por el Real Madrid. ¿Notan menos presión en Italia?

—Mi ritual no ha cambiado, voy al campo todos los días de partido con las niñas y disfrutamos de Diego. Es cierto que Madrid fue una etapa muy intensa. Con el tiempo aprendes a vivir con ello. No me gustaba, no me parecía justo pero al final te acostumbras.

—¿Afectó a su relación las críticas contra Diego?

—Para nada. Él llegaba a casa y cambiaba el chip, aparcaba todo fuera antes de entrar y como hombre que es supo afrontar todo como vino, con la serenidad y educación que tiene. Diego hubiera preferido estar más tranquilo pero estar en un equipo tan grande como es el Real Madrid es lo que tiene, esa presión le hizo hacerse más fuerte. Contaba con el apoyo de toda su familia, de su técnico y de los compañeros. Al final entiendes que te puede afectar solo hasta un punto no gustar a todo el mundo. El fútbol es injusto a veces, tiene sus cosas buenas y malas y a Diego le tocó vivir con esa presión.

—¿Fueron justos con él?

—¿Yo qué puedo decir? Diego se ha ido dejando un buen sabor, es lo más importante. Las cosas no para todos se ven igual, es como cuando nos gusta mucho un cantante que desafina... no lo vas a reconocer.

—¿Volvería Diego al Real Madrid?

—Esa etapa está zanjada, al menos como jugador. Diego siente al Real Madrid como el club de sus sueños, sueño que cumplió, donde demostró todo y más, pero ya se acabó. Quizás en otra etapa pueda volver como entrenador de porteros. Él es una persona muy responsable y exigente, siempre está estudiando e informándose.

—Habla con cierta nostalgia... ¿les gustaría volver a Madrid?

—Sin duda. Pero por el trabajo de Diego no podemos hoy día pero si mi marido hiciera un parón nuestra casa estaría entre Madrid y Galicia.

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