Paz Gómez: «Nunca le saqué partido a ser 'la chica más guapa del mundo'»

Uno podría cruzarse con ella en cualquier calle de Madrid y no reparar en que su nombre estará para siempre vinculado al de Prince. O, más bien, a aquel rocambolesco alias que, en un ejercicio de autonegación, el genio de Minneapolis se buscó con objeto de hacer la puñeta a su discográfica: « El artista anteriormente conocido como Prince». En 1994, Paz Gómez se convirtió en la protagonista del videoclip «The most beautiful girl in the world». Sí, «la chica más guapa del mundo» era española y parecía lanzada al estrellato.

Desde entonces han transcurrido más de dos décadas y su vida ha dado unas cuantas vueltas. Tras el repentino fallecimiento del artista, ABC ha localizado a Paz, quien explica, con una naturalidad que desarma, su breve historia con Prince Rogers Nelson (1958-2016).

«En 1993 escuché un anuncio en “Los 40 Principales” a través del cual se buscaban chicas para hacer “colaboraciones artísticas con Prince”. El reclamo no era concreto, así que envié unas fotos. Dos meses más tarde su casa discográfica, Warner, me llamó para comunicarme que había sido seleccionada. Me llevaron a Minneapolis y eso fue todo. Después de grabar el videoclip no volví a tener contacto con él». Paz Gómez tenía, entonces, 18 años.

-¿Ha llegado a considerarse “la chica más guapa del mundo”, tal y como se decía en la canción?

-Pues no, y en esa época menos todavía. Era jovencita y tenía más inseguridades que ahora. La verdad es que no le saqué ningún provecho a aquello de ser «la chica más guapa del mundo».

-Otra en su lugar hubiera acabado siendo una celebrity...

-No creo que yo hubiera podido vivir del cuento mucho tiempo. La verdad es que antes de que sucediera aquello ya tenía la intención de estudiar interpretación. Sólo quería formarme.

-¿Cuánto tiempo duró el rodaje del videoclip?

-Tres o cuatro días. No me acuerdo bien, fue hace 22 años.

-¿Durante todo ese tiempo estuvo con Prince?

-Nunca rodé con él. Yo grababa los recursos sola. Le conocí en momentos puntuales. Sus asistentes, mientras tanto, ejercían como anfitriones.

-¿Qué impresión le causó?

-Me pareció una persona extraordinariamente creativa y con muchísimo sentido del humor. Siempre hacía algún tipo de broma. Lo que más recuerdo de él es su sentido del humor. Tenía una imagen excéntrica muy evidente, muy marcada, pero era muy accesible. Cuando hablé con él me pareció bastante cercano.

-¿Estaba solo o le acompañaba alguna novia?

-Entonces tenía una relación con una bailarina, Mayte García, con la que después se casó. Con Mayte estuvo casado dos años. Tuvieron un hijo, pero sólo vivió una semana. Después contrajo matrimonio con Manuela Testolini, con quien estuvo cinco años.

-¿Cómo se comportaba con las mujeres?

-En las distancias corta era un tipo muy amable, correcto. Se relacionaba con todas las personas que trabajaba con él. No estaba aislado. No hacía notar la diferencia entre el jefe y sus subordinados. En ningún momento me dio la imagen de ser ningún divo.

-¿Le ha afectado su fallecimiento?

-La noticia de su muerte me ha dejado descolocada.

-¿Cómo es su vida ahora?

-Tengo una hija, pero no estoy casada. Participé en varias series («Al salir de clase», «Hospital Central», «A las once en casa») y en algunas películas («Sin noticias de Dios», «Tacto», «Las razones de mis amigos»...), pero dejé la interpretación para enfocarme en la dirección. Hace unos diez años escribí y dirigí un corto y me di cuenta de que era lo que realmente me gustaba. Dirigiendo me encuentro menos vulnerable que actuando. Cumplí treinta años y, la verdad, ya no me veía buscándome la vida como actriz.