Blanca Fernández Ochoa, un año de su inesperado adiós en la montaña

Sus hijos Olivia y David, que han despuntado en el rugby, mantienen vivo su legado

Blanca Fernández Ochoa, en 1992, en Albertville
Ana Mellado

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El eslalon más difícil de su vida no estuvo nunca en la montaña, sino en sí misma. En sus propios fantasmas, miedos y titubeos que le hicieron zozobrar después de haber alcanzado la gloria en la cima y no encontrar el camino en la tierra. Una pionera del deporte, la primera mujer en conseguir una medalla olímpica para España en unos Juegos de Invierno en 1992, a pesar de que no le gustaba ni esquiar ni pasar frío. La determinación y el afán de superación de Blanca Fernández Ochoa le hicieron convertirse en campeona.

Una campeona que se perdió para siempre en la montaña , a los 56 años, el pasado 23 de agosto. Once días de incertidumbre, en los que su familia se mantuvo esperanzada, hasta que su cuerpo fue hallado en la zona de Collado del Rey, al pie del pico de La Peñota, en la sierra de Guadarrama. Once días en los que los medios exprimieron la cobertura de las labores de búsqueda y rescate e incluso alguno rozó los límites al publicar en portada la imagen de su hijo David Fresneda , devastado, de espaldas y sin camiseta, tras recibir la funesta noticia.

Su hermana Dolores, en las labores de búsqueda

Un año después, Blanca sigue muy presente en el día a de sus dos hijos, «sus dos medallas más valiosas» como a ella le gustaba decir. Olivia y David Fresneda nacieron de su segundo matrimonio con David Fresneda, experto marino y dueño de una escuela de buceo en Cabo de Palos (Murcia). Una relación sentimental que acabó rota, al igual que su primer matrimonio en 1991 con Daniele Fioretto, al que había conocido con 14 años siendo el director deportivo del equipo español de esquí.

Lejos de la nieve

Sus dos hijos han seguido los pasos de Blanca en el mundo del deporte, aunque lejos de la nieve. Ambos son grandes figuras del rugby y Olivia, de 21 años, es internacional con la Selección Española . En su foto de perfil de Instagram aparece con su madre y en su ficha deportiva del club, por supuesto, también hacer referencia a ella cuando le preguntan por una deportista de referencia. David, de 20 años, juega en el equipo Ingenieros Industriales de Las Rozas (Madrid).

Sus hijos, David y Olivia

Blanca siempre aplaudió que sus hijos no se dedicasen al esquí, un deporte que ella acabó aborreciendo. Y aunque puso sus esfuerzos y empeño en él -ingresó a los 11 años en un internado de Vielha (valle de Arán, Lleida)- la paz y felicidad la encontró en el golf. «Coincidamos siempre en torneos por distintos campos. Como deportista profesional era supercompetitiva, pero se tomaba el golf con mucha filosofía, a disfrutar cada golpe sin enfadarse por los que daba mal. Y luego era muy divertida como compañera y en las entregas de premios siempre animaba mucho y le daba mucho color a los grupos. Daba gusto coincidir con ella», recuerda el periodista deportivo de ABC y experto en golf, Miguel Ángel Barbero .

Tanto a Blanca como a sus ocho hermanos -incluidos el gran Paquito Fernández Ochoa , fallecido en 2006 -les impusieron el esquí desde la cuna. Su padre Francisco Fernández , gerente de la escuela española de esquí, se casó con Dolores Ochoa , cocinera de la institución y criaron a sus hijos en el puerto de Navacerrada. La nieve dibujó sus vidas en la montaña, donde Blanca quiso dar sus últimos pasos y permanecer para siempre.

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