Jorge Mendes, representante de Cristiano Ronaldo
Jorge Mendes, representante de Cristiano Ronaldo - ÓSCAR DEL POZO

Jorge Mendes, ante los tribunales

El súperagente de CR7, Mourinho, Di María o De Gea es demandado por tres extrabajadores de su hogar a causa de su «trato vejatorio»

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El súperagente Jorge Mendes, supremo gurú del márketing deportivo, no gana para disgustos. Sus cuentas aumentan cada segundo, que por algo es el representante de las megaestrellas Cristiano Ronaldo, José Mourinho, De Gea, James Rodríguez o Falcao. Pero ahora salen a la luz sus trapos sucios, especialmente un grado de soberbia y tiranía en su palacete de Oporto que desemboca en sucesivas demandas de sus ya ex empleados.

El motorista constituye la última (de momento) piedra angular que lleva su nombre a los tribunales, pues a comienzos del pasado verano alzaron su voz en el mismo sentido dos trabajadoras del hogar. Las quejas coinciden: horarios maratonianos, vigilancia interna tipo «Gran Hermano» con cámaras de seguridad para registrar cada uno de sus movimientos, trato vejatorio, condiciones laborales infrahumanas e incluso (en este caso actual) contratación ilegal.

«Nos daban de cenar los restos. No teníamos ni días de descanso. Siempre estábamos encerradas en casa, siempre a su servicio, sin parar», manifestaron las dos mujeres cuando por fin se han decidido a tirar de la manta.

O sea, no es oro todo lo que reluce para un «self-made man» que saca 85 millones de euros al año sólo en comisiones, sin contar otro tipo de ingresos.

Los mayores éxitos del mercado de traspasos llevan su firma: Anthony Martial al Manchester United por la desorbitada cifra de 80 millones de euros, Di María al PSG por 63, Jackson Martínez al Atlético de Madrid por 35… y así suma y sigue.

Claro que también ha sido suyo el sonado fracaso de la operación para llevar a De Gea al Real Madrid, un « gatillazo» que hizo aguas por cerrarse un minuto más tarde del cierre del plazo oficial de fichajes en Europa el pasado 31 de agosto.

Su boda paralizó la ciudad de Oporto a comienzos de ese mismo mes, con Cristiano como invitado estelar. La relación entre ambos se ha estrechado tanto en estos años que el delantero le regaló nada menos que una isla griega como detalle nupcial.

Pero ahora le toca salir a la palestra por este feo asunto, que daña su imagen y sólo habla de lo engreído y déspota que se ha vuelto un hombre que comenzó vendiendo baratijas en la Feira da Ladra de Lisboa, mucho más cutre que el Rastro madrileño.

Posteriormente, vendió vallas publicitarias, sacó adelante un videoclub y hasta ejerció de relaciones públicas en una discoteca. Largos periodos en los que se buscaba la vida como podía. De ahí que los demandantes se sientan aún más decepcionados, pues consideran que Jorge Mendes ha traicionado sus orígenes con estas actitudes dictatoriales como jefe de su domicilio.

Sus contactos en el mundo del fútbol y la ascensión de portugueses de primer nivel, caso de Ronaldo o el propio Mourinho, le han catapultado en poco tiempo a través de su todopoderosa empresa Gestifute.

Su principal especialidad: moverse con gran destreza en las altas esferas. No hay club de relumbrón que se le resista, ya sea Real Madrid, Barcelona, Manchester United o PSG.

Allí donde está el dinero pone su punto de mira, y precisamente por esta circunstancia se ha fraguado una reputación de agente sin escrúpulos. Eso sí, sus dotes entre los tiburones del planeta fútbol parecen más que acreditadas.

Ver los comentarios