Mario Vargas Llosa, el gran ausente en el cumpleaños de su hijo Gonzalo

Gonzalo Vargas Llosa celebró el pasado viernes su cumpleaños en Nueva York acompañado por las cuatro mujeres más importantes de su vida: su madre, su hermana y sus dos hijas. El hijo pequeño del Premio Nobel festejó su aniversario en Balthazar, uno de los restaurantes más elegantes de la Gran Manzana, donde pasó una divertida velada en familia. Sin duda, el gran ausente de la noche fue su padre, Mario Vargas Llosa, que ese día se encontraba en la ciudad de los rascacielos junto a Isabel Preysler.

«Ni asistió a la cena ni le llamó por teléfono», dice una persona muy cercana a la familia Vargas Llosa. «Es una pena... Pero sí le han acompañado las personas que siempre han sido las más leales con él: su madre, Patricia Llosa; su hermana, Morgana; y sus dos hijas, Josefina y Ariadna», añade esta fuente.

El otro gran ausente de la noche fue Álvaro Vargas Llosa, el mayor de los hermanos, que hace unos días publicó un extenso comunicado defendiendo la relación de su padre con la «reina de corazones».

En ese comunicado, Álvaro no solo demostró su apoyo incondicional al literato, sino que también se permitió criticar a su hermano Gonzalo por oponerse públicamente al «affaire» Preysler-Vargas Llosa. «Los hijos no eligen las parejas de sus padres, del mismo modo que los padres no eligen las parejas de sus hijos. Lo que hacen es tener consideración por sus decisiones y desearles suerte. Eso es lo civilizado y lo justo», escribió el primogénito del Nobel, que trabaja muy estrechamente con su padre en numerosos foros y conferencias.

«Las declaraciones de Álvaro han sentado muy mal a la familia y están muy lejos de la realidad, evidentemente», aclara otro íntimo de los Vargas Llosa. «Para Gonzalo y su hermana Morgana, la actitud de su hermano mayor es una traición y una deslealtad a la familia y, sobre todo, a Patricia», señala esta fuente. Muchos de los amigos de toda la vida del clan peruano todavía no terminan de digerir las duras palabras de Álvaro, quien asegura que sus padres ya estaban separados en el mes de mayo, cuando el Nobel y su esposa celebraron sus bodas de oro. «Patricia jamás se habría prestado a semejante pantomima. Las palabras de su hijo mayor no tienen sentido y no hacen más que empeorar las cosas».