Lina Morgan
Lina Morgan - ABC

Lina Morgan, la mueca castiza de la comedia española

La actriz murió hoy en Madrid, donde nació hace setenta y ocho años

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En el número 4 de la calle Don Pedro de Madrid, muy cerca del teatro de La Latina, nació el 20 de marzo de 1937 María de los Ángeles López Segovia, que años más tarde tomaría el nombre artístico de Lina Morgan, la reina de la revista española en las últimas décadas y una de sus artistas más populares y queridas. Su excepcional talento cómico, reforzado por su facilidad para la mueca y el cruce inverosímil de piernas, fueron las armas de una mujer que fue, también, una empresaria valiente y una trabajadora incansable. Lina Morgan ha fallecido hoy en Madrid a los setenta y ocho años. A primera hora de la tarde, se abrirá su capilla ardiente en el teatro de La Latina, el escenario de sus grandes éxitos.

«José Luis, algún día este teatro será nuestro», le decía a su hermano

De niña, fantaseaba con su hermano José Luis precisamente ante el teatro de La Latina: «cuando jugábamos a sus puertas, con una fantasía infantil desbordante, le decía: algún día este teatro será nuestro». A sus padres, un oficial de sastrería y una ama de casa, les insistía que ella quería ser «del teatro». Y la llevaron a una academia de baile. Todavía niña, con 13 años, hizo su primera gira con la compañía «Los chavalillos de España». Tres años después, se subió por primera vez al teatro de La Latina, como chica del coro de la compañía de Matías Colsada; no era mayor de edad, y tuvo que falsificar su edad para poder entrar en las salas de fiestas. No tardó mucho en destacar: «La tercera vedettte se puso enferma -contaba ella misma-. El primer actor era Alfonso del Real y yo le dije:”Don Alfonso, déjeme salir a mí”. “Pero chica, tú estás loca. La tercera tiene dos números musicales y mucho diálogo...” “¡Pero si me lo sé todo, don Alfonso!” No sé si es que tuvo confianza en mí o que no veía otra solución. En fin: me dijo que me preparase. Faltaba una hora para la función... Salí, gusté bastante...» Aquel día, Angelines Segovia se convirtió en Lina Morgan.

Poco más tarde, subió un nuevo escalón en su carrera, al tener que repetir tres veces el «Pichi» de «Las Leandras». Trabajó con artistas como Manolo Gómez Bur, Tony Leblanc, Miguel Gila, Ángel de Andrés, Juanito Navarro... Se había dado cuenta de que lo que mejor sabía hacer, y lo que le daría el éxito, era hacer reír.

En una ocasión, tuvo que repetir tres veces el «Pichi»

En los años sesenta, el cine se fijó en ella: «Vampiresas 1930», «¿Qué hacemos con los hijos?», «Los subdesarrollados», «Soltera y madre en la vida», «Le llamaban La madrina», «Una pareja distinta», «La graduada» y, sobre todo, «La tonta del bote», le otorgaron popularidad.

En 1975 aparcó el cine para volver al teatro. Montó su propia compañía y tres años más tarde, junto a su hermano José Luis, arrendó al empresario Matías Colsada el teatro de La Latina, para salvarlo de su desaparición. En 1983 compró definitivamente el teatro (le costó 127 millones de pesetas), donde puso en pie títulos de tanto éxito como «La Marina le llama», «Vaya par de gemelas», «Sí al amor», «El último tranvía» o «Celeste no es un color». En esos años, Lina Morgan se convirtió en un auténtico fenómeno, con el público llenando el teatro y llegando a él en autobuses fletados en toda España. «Hay sectores, no sé si llamarlos intelectuales -se quejaba-, que me acusan de ejercer populismo, como si fuera algo negativo. Parece que tuviera que pedir perdón porque venga de toda España a verme».

Mujer enormemente popular, seguía apegada a su barrio y a sus tradiciones. El 15 de agosto, fecha en que se celebra en Madrid la procesión de la Virgen de La Paloma, si estaba trabajando en La Latina, por cuya puerta pasaba, interrumpía la representación para salir, previo permiso del público, a rezar a la Virgen.

Fue todo un fenómeno de audiencia en la televisión

El éxito de Lina Morgan se multiplicó en televisión. De la mano de Pedro Masó protagonizó la serie «Compuesta y sin novio», junto a Jose Coronado. En febrero de 1996 comenzó a emitirse «Hostal Royal Manzanares», una serie que se mantuvo durante cuatro temporadas, y que llegó a alcanzar en uno de sus capítulos un 50,6 por ciento de cuota de pantalla, con 8,6 millones de espectadores. La serie se rodaba en directo, con público en el estudio. Pedro Rollán, que trabajó con ella en esa época, recordaba al diario «Hoy»: «Venían en autobuses y miraban a Lina igual que si fuese la Virgen de Lourdes. Le traían chorizos, tartas, panes, quesos, como quien ofrece presentes a una santa. Era una devoción absoluta: la tocaban, le decían cuántas veces la habían visto, cuánto la querían...»

La propia Lina aseguraba: «El éxito es mi gasolina, sin éxito no se podría vivir. Y la fama para mí es fantástica, no me cuesta ningún sacrificio. No quiero ponerme unas gafas y un pañuelo para que la gente no me reconozca por la calle. Si he luchado cuarenta años por la fama, recorriendo mil veces España de arriba abajo, cómo voy a renunciar a ella».

Pérez de la Fuente intentó sin éxito que regresara al escenario

En 2010, ya alejada de los escenarios -Juan Carlos Pérez de la Fuente intentó, sin éxito, que participara en un ciclo de monólogos «Confidencias» en el teatro María Guerrero, con la obra «O no», escrita a partir de sus recuerdos-, vendió el teatro de La Latina a las productoras Pentación y Focus por 6,5 millones de euros; su única condicíón, poder seguir contando con su palco, situado en el primer piso, contiguo al despacho, que permanece intacto, tal y como ella lo tenía».

Hubo muchos premios en su carrera: entre ellos, la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo; la Medalla al Mérito Artístico, concedida por el Ayuntamiento de Madrid; el galardón Empresaria del Año, que le dio la Cámara de Comercio de la capital; y la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes.

También hubo sinsabores: en 1984 sufrió un desprendimiento de retina que le hizo pasar por el quirófano y la tuvo varios meses alejada de los escenarios, y en 1995 moría su hermano José Luis, principal apoyo en su vida; ella dijo entonces que nunca se repondría de su pérdida, y de hecho no ha vuelto el escenario, aunque sí a los platós televisivos.

Una neumonía -que obligó a realizarle una traqueotomía- la mantuvo hospitalizada durante nueve meses desde finales de 2013. En agosto de 2014 volvió a su casa, donde permaneció recluída hasta su fallecimiento.

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