James Spencer Churchill junto a su hijo y su segunda esposa
James Spencer Churchill junto a su hijo y su segunda esposa - abc

Mambrú se fue de juerga: el pasado drogadicto del nuevo duque de Marlborough

Una vez se gastó 25.000 euros en cocaína. Nada que ver con su antepasado, el Mambrú que se fue a la guerra

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En todas las familias siempre existe una oveja descarriada dispuesta a empañar la buena reputación de un apellido. Durante años, Jamie Spencer-Churchill, hasta ahora marqués de Blandford, desempeñó a la perfección ese papel dentro del clan de los Spencer-Churchill. Mientras su círculo más directo se contoneaba con la aristocracia británica a golpe de champán y canapé, él se internaba en el tortuoso camino de las drogas y del escándalo, protagonizando portadas y titulares día sí, día también. Llegó a desembolsar unos 25.000 euros en cocaína en cuatro meses y cumplió condena en dos ocasiones por falsificación de recetas y conducción temeraria.

Arrepentido

A sus 58 años puede decirse que aquello ya solo forma parte de un ignominioso pasado. Arrepentido y desintoxicado, vive con su segunda mujer y dos hijos pequeños.

Ha enderezado su vida justo a tiempo para suceder a su padre, John Spencer-Churchill, duque de Marlborough y primo del líder de la Segunda Guerra Mundial, quien falleció el pasado jueves a los 88 años de edad. Su antepasado, John Churchill (1650-1722), fue el primer duque. Su actuación en la Guerra de Sucesión española le valió el título y un sobrenombre, Mambrú, que fue inmortalizado en la famosa canción: «Mambrú se fue a la guerra. / Mire usted, mire usted, qué pena».

James Blandford heredará el título, convirtiéndose en el XII duque de Marlborough, y el suntuoso palacio familiar de Blenheim, donde nació Winston Churchill. Pero su turbulento pasado ha estado muy cerca de alterar la línea sucesoria dentro de la familia.

En 1994, sus desmanes agotaron la paciencia de su padre, quien temía dejar el ducado en manos de su díscolo hijo. Emprendió una acción legal para apartarlo de la herencia, convirtiéndose en el primer noble en un siglo que trataba de arrebatar a su primogénito el derecho de cuna. Lejos de hacerle recapacitar, continuó protagonizando escenas esperpénticas. Una noche apareció con la ceja partida, la nariz sangrando y sin un par de dientes. Quizá este salvaje episodio le sirvió para empezar a tocar fondo y comenzar con la desintoxicación. Se apartó progresivamente de su desordenada existencia para demostrar que era capaz de enderezarse, suceder a su padre y responder ante el consejo de administración que gestiona los terrenos familiares.

Palacio único

En 2012 protagonizaba un reportaje en Channel 4 donde ya exhibía un acercamiento a su padre y un cambio completo de actitud. «Estoy bastante convencido de que James será capaz de mantener todo funcionando. Este palacio es muy importante para la familia y queremos estar seguros de que se preserve», declaró el XI duque de Marlborough.

Jamie reside en una granja en la casa familiar y ahora tendría el derecho de fijar su residencia en el palacio con su familia. Un portavoz del palacio de Blenheim dijo que era «demasiado pronto para decir» si se mudarían. Conviene recordar que Blenheim es el único palacio en el Reino Unido que no está habitado por realeza. Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, recibe más de medio millón de visitantes al año.

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