El templete

Ya cunde que la obras completas de la Gran Vía van a incluir el capítulo de un templete a la antigua usanza, como aquel de los años 20, que en esa calle hubo, obra del arquitecto Antonio Palacios . De modo que vamos a colocar aquel templete, pero en una réplica, incluyendo la sillería de granito y la marquesina acristalada con acabado de adorno de forja. El propósito tiene una gracia, alcaldesa, y acaso tiene un acierto, salvo que en lugar de adjudicar una réplica pudiera ponerse el original, previa restauración, un original que vive a medio desguace en el pueblo gallego de Porriño , cuna de Antonio Palacios, decorando un parque infantil.

Aquel templete, testigo de la vida bohemia de la capital, se desencuadernó en el Madrid de los setenta, y con sus retales gloriosos viajó el templete a otra parte, ese parque para niños de la Galicia arbórea. Yo ya le digo que me agrada ese afán de recuperar una pieza de postal , para el Madrid casi digital de la zona, en el lazo de Gran Vía y Montera. Todos los que, algún día, vinimos a eso que se llama la conquista de Madrid, teníamos fascinación y deslumbramiento por la Gran Vía. Teníamos, y tenemos, porque es la fiesta mayor de los cafés, los musicales, los cines, y, en general, la mejor mala vida de las vías de la ciudad, como su propio nombre sugiere.

Está, en la Gran Vía, el que va a trabajar de drag y el que sale de trabajar de pasante. La Gran Vía vive de su monumentalidad diversa, y de sus callejas adyacentes , donde prosperan todos los peligros. Umbral escribió alguna vez que la Gran Vía mira a Nueva York, por una punta, y a París, por la otra. En la Gran Vía hizo carrera de noctámbula Ava Gardner . Aquí estuvo Pasapoga, y hubo un tiempo en que la Gran Vía era una calle de cines. Ahora, en los mismos sitios, venden lencería para chicas de corazón suburbial o han montado su guarida de oro los de los móviles, que abren tiendas como heladerías fundadas dentro de un museo. Quedará fino el templete de rey de postal de este caos de maravilla. Ojalá no fuera uno de pega, sino el de siempre.

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