Peligro de accidentes: el asfalto se resquebraja en el centro de Madrid

La lluvia y el frío de las próximas semanas son un mal augurio para el ya maltrecho asfalto de la capital. Según los expertos, su pésimo estado solo puede empeorar durante el invierno. Los baches, grietas, escalones y pliegues se repiten por todo Madrid para incomodidad de los peatones, conductores y ciclistas que sufren y padecen –también en sus bolsillos– las consecuencias de la falta de mantenimiento de las calzadas de la capital. Hasta el 30 de septiembre de 2015, las quejas ciudadanas recibidas por el Ayuntamiento por el mal estado de las calles (aceras, calzadas, tapas de registro, etc.) han aumentado un 6,4% respecto al mismo periodo del año anterior. Las referidas a desperfectos solo en la calzada lo han hecho un 3%.

En total, hay 7.592 reclamaciones de reparación. Por orden, encabezan la lista los socavones (3.211), la falta de la capa de rodadura (2.335), hundimientos (1.468), grietas (530) y falta de pavimento (48). Según los datos municipales, los distritos que acumulan más peticiones acumulan son Moncloa-Aravaca (768), Latina (538) y Carabanchel (577).

Hay algunos boquetes donde, la dejadez municipal ha permitido que brote hierba. Otros donde el agua acumulada impide ver su profundidad, convirtiéndose en una especie de espejo sobre el asfalto. Las caídas, tropezones, pinchazos de rueda y suspensiones destrozadas vienen siempre precedidas de un estado de alerta constante para tratar de evitar, sin éxito, «comerse» el bache.

Las reparaciones de los daños ocasionados por el mal estado de la calzada suponen un coste de entre 200 y 1.000 euros dependiendo del tipo de vehículo. «Lo más común son las deformaciones en los neumáticos, ruidos, roturas de suspensión y de la rótula de dirección. Son averías que dan la cara muy tarde y que acortan la vida útil de los vehículos», explica José Ángel, propietario del taller Monán Auto.

«No me acuerdo ya del olor de los camiones de alquitrán en el barrio», dice irónicamente a ABC Lorenzo, un vecino del barrio de Ventas. «Los políticos siempre presumen de pisar la calle, pero yo no he visto a ninguno tropezar con ese socavón de ahí», explica señalando un enorme desperfecto sobre un paso de peatones situado en la calle Alcalde López Casero esquina con la calle Elfo. «Es el paso obligado para muchas personas mayores que van al mercado de Ventas. He visto a gente caer de bruces por su culpa y a motoristas despistados perder el control tras meter la rueda en él», explica indignado. «Hemos llamado al 010 para que lo arreglen pero aún estamos esperando», asegura. Un par de calles antes, en la esquina de Alcalá con Raquel Meller, un pico de una lámina metálica sobresale bajo el asfalto dando «auténtico pavor».

El Ayuntamiento de Madrid retomó, durante el pasado verano, la Operación Asfalto. En concreto, reasfaltó un millón de metros cuadrados de 47 calles, la M-30 y varios tramos de la A6 de competencia municipal. Actuaciones, programadas por el anterior equipo de Gobierno de Ana Botella, cuyo coste rondaba los 30 millones de euros. Sin embargo, salvo esas intervenciones puntuales, el estado general del asfalto no ha mejorado.

Basta con dar un paseo por calles como Alfonso XII –junto al Retiro– para comprobarlo. Una gran grieta resquebraja el pavimento de la salida del túnel. «Subes la rampa y te lo encuentras. Es un peligro. Entra perfectamente la rueda, la pellizca y, si no estás atento, te puedes caer. Cuando haya un accidente, decidirán arreglarlo», dice Marta Cruz, motorista. «Tal y como está el asfalto te cargas las ruedas en dos días», asegura. La misma situación de peligro se produce en el interior del túnel de María de Molina, en el que las tapas del alcantarillado del carril derecho están hundidas «más de diez centímetros». «Es un problema que lleva años sin resolverse», dice Germán, un taxista.

Los respiraderos sueltos, los cambios de firme y la gravilla generada por el tránsito de coches sobre los baches son otros de los peligros que se ciernen sobre conductores y peatones. Francisco Silvela, la avenida de los Toreros, Conde de Peñalver, Príncipe de Vergara, la plaza de República Dominicana, Costa Rica, Alberto Alcocer, paseo de la Habana, el lateral de la Castellana, Rafael Salgado, Recoletos e, incluso, la plaza de Cibeles, son algunos de los lugares donde ABC ha podido fotografiar grandes desperfectos sobre la calzada.

«No hay derecho a tener así un paso de peatones», critica Carmen, una anciana, en referencia al «agujero» que hay en el cruce de Juan Bravo con General Díaz Porlier. «Si me caigo y me rompo la cadera, a lo mejor lo arreglan. Pero ya será demasiado tarde», dice.

Pésimo mantenimiento

«Reparar siempre es más caro que mantener», opina Mario Arnaldo, presidente de Automovilistas Europeos Asociados. «La situación del asfalto madrileño es fruto de la falta de inversión en mantenimiento que las calles madrileñas sufren desde hace mucho tiempo», explica. Asimismo, considera que Madrid debe revisar su forma de intervenir sobre el asfalto, apostando por «nuevos métodos tecnológicos» que facilitan la previsión y el mantenimiento. «En Málaga el estado del asfalto se controla a través de una nueva tecnología remota que utiliza la imagen aérea para detectar posibles problemas en el pavimento», dice.

En 2013, por primera vez en 20 años, el Ayuntamiento eliminó el asfaltado por falta de presupuesto. Ordenó reparar las incidencias puntuales que notificaran los particulares a través de Madrid Avisa. Botella recuperó la inversión en 2014: destinó 114 millones repartidos en ocho años para actuaciones equivalentes a una carretera de 450 kilómetros de largo y 10 de ancho.