El ozono es el único contaminante que crece en los últimos ocho años

Las 24 estaciones de la Comunidad madrileña registraron en 2018 sus mejores resultados

El consejero de Medio Ambiente, Carlos Izquierdo, en la estación de medición de Cotos COMUNIDAD

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La calidad del aire en la región madrileña ha sido, en 2018, la mejor de los últimos años. Excepto por el ozono: este es el único de los diez contaminantes que se controlan en la comunidad que lleva ocho años creciendo en su media anual. Se da la circunstancia, además, de que, por sus peculiares características – se forma por reacciones químicas y está muy condicionado por las altas temperaturas y el sol–, las mayores superaciones de los niveles admitidos de esta sustancia se dan en localidades cercanas a la Sierra, como Alcobendas o Colmenar Viejo, e incluso en puntos tan en apariencia poco contaminados como Orusco de Tajuña (1.200 habitantes) .

Las 24 estaciones de medición de la Comunidad están situadas en todo su territorio, excepto en la capital, que cuenta con su sistema propio. Las hay en núcleos urbanos como Collado Villalba, Alcobendas, Colmenar Viejo, Alcalá de Henares, Getafe, Leganés, Coslada ; y también en zonas industriales –como las de Fuenlabrada o Arganda–; y luego están las llamadas estaciones «de fondo», como las situadas en San Martín de Valdeiglesias, Valdemoro, Aranjuez, Orusco, Algete o El Atazar.

Cambio climático

Del registro de datos del año pasado se extraen dos conclusiones: una, que el aire madrileño es mejor cada año. Dos, que el ozono se «resiste» a entrar en esa clasificación. De hecho, el ozono troposférico lleva ocho años creciendo en la región.

Este, explica el consejero de Medio Ambiente, Carlos Izquierdo, «es un contaminante secundario , llamado así porque no es emitido directamente a la atmósfera, sino que se forma a partir de contaminantes primarios». Concretamente, con el dióxido de nitrógeno y determinados compuestos orgánicos volátiles. Y en compañía de radiación solar y altas temperaturas. Por eso, cuando más se dispara es en los meses de verano.

La lucha contra el cambio climático es esencial para combatir este fenómeno, que se ve agravado por las olas de calor –como la que se espera para la próxima semana–. No obstante, y aunque no sirve para nada de consuelo, los incumplimientos de los valors de ozono «son generalizados no sólo en España , sino en toda Europa, y especialmente en el arco mediterráneo », indica Izquierdo.

En los últimos ocho años, la evolución de la presencia de ozono en el aire ha sido creciente: las concentraciones han crecido un 7 por ciento entre 2011 y 2018. En 2018, se superaron los niveles fijados como media en ocho horas en 18 estaciones de la red, y el mismo dato es el registrado en 2017. Se superó, además, el umbral de información a la población en 18 horas y 10 estaciones –frente a las 23 horas en 8 estaciones de 2017–, y no se sobrepasó nunca el umbral de alerta de ozono.

En el resto de los contaminantes que se vigilan –dióxido de nitrógeno, partículas, dióxido de azufre, monóxido de carbono, benceno, plomo, arsénico, cadmio y níquel– se mejoraron los valores en los últimos ocho años; «la tendencia ha sido muy positiva y la evolución buenísima» , se congratula Izquierdo.

Por lo que se refiere al dióxido de nitrógeno, relacionado con los combustibles utilizados más frecuentemente en los medios de transporte, se incumplió el valor límite anual de 40 microgramos por metro cúbico de aire en una sola estación: la de Coslada (41). Es un dato que hay que mejorar, reconoce el consejero, aunque puntualiza que el año anterior eran, además de esta que llegó a 47, otras dos estaciones, las de Leganés (43) y Getafe (42), las que superaron el límite.

Mejora desde 2011

En el conjunto del año, para los cuatro principales contaminantes –las partículas 10 y 2,5, el dióxido de nitrógeno y el ozono–, las estaciones de medición han registrado, comparando con el año 2017, un descenso del 19 por ciento en las primeras y de un 9 por ciento en las segundas, mientras que el NO² se redujo en un 15 por ciento. No ocurrió lo mismo, sin embargo, con el ozono, cuyos valores crecieron un 3 por ciento.

Alejando un poco el «zoom», si la comparativa se hace con los últimos ocho años, la situación es mejor en general, salvo de nuevo para el caso del ozono troposférico. Así, se han registrado desde 2011 a 2018 una caída de las concentraciones de partículas de un 29 por ciento en el caso de las PM10 y de un 17 por ciento en las PM2,5.

También se redujeron las concentraciones de dióxido de nitrógeno , en un 15 por ciento, concretamente. Mientras, el ozono continuaba su carrera ascendente, con un 7 por ciento más de media.

«Es un problema complicado», reconoce Carlos Izquierdo, para quien «sólo se podrá corregir con medidas a medio y largo plazo, reduciendo sus precursores y actuando con planes contra el cambio climático a nivel no sólo local y regional, sino también nacional y europeo».

La Comunidad de Madrid aportará su grano de arena mediante la aplicación de una serie de medidas, entre las que se cuentan el incremento de ayudas para la adquisición de taxis de bajas o nulas emisiones , las subvenciones para el cambio de vehículos menos contaminantes, o la ampliación de la red de aparcamientos disuasorios.

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