A la izquierda, la Cibeles durante una celebración del Real Madrid; a la derecha, Neptuno en una fiesta del Atlético
A la izquierda, la Cibeles durante una celebración del Real Madrid; a la derecha, Neptuno en una fiesta del Atlético - ABC

Neptuno y Cibeles, una rivalidad superior al fútbol que comenzó hace tres siglos

Ambos dioses reflejan ahora la disputa entre el Atlético y el Real Madrid, pero la propia comenzó en 1777 gracias a Carlos III

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Neptuno y Cibeles, dioses petrificados en mitad del Paseo del Prado, reflejan la rivalidad entre los dos grandes equipos de la capital, el Atlético y el Real Madrid. Con una consideración escultórica a la par, esta cambia según los ojos (la bufanda, más bien) del madrileño que la contempla; los atléticos prefieren al señor de los mares, los madridistas a la divinidad frigia. Este sábado, ambos esperan celebrar la conquista europea de los suyos, que ya lo es de Madrid, pero siempre con la disputa propia muy presente.

El metafórico pique entre los dioses madrileños comenzó en su misma concepción. Ambas esculturas nacen bajo mandato de Carlos III, «el mejor alcalde de Madrid», que importó desde Italia el pensamiento ilustrado y no hizo sino alejar a la capital de la Villa pobre y desaseada que todavía era en el siglo XVIII.

La renovación fue urbanística, ideológica, política y, por supuesto, artística.

El neoclasicismo fue el denominador común en el lavado de cara de Madrid. La estética mitológica, romana y griega, primó en buena parte de los encargos del monarca, que se empeñó en igualar la ciudad con sus homólogas europeas, como París, todavía muy lejos en ese sentido. Dentro de ese plan se proyectaron monumentos emblemáticos que hoy son las enseñas de la capital ante el visitante foráneo; como las fuentes de Cibeles y Neptuno.

Ambas comparten estilo neoclásico y ambas son obra del mismo autor, Ventura Rodríguez, pero nunca han conseguido acompasar sus tiempos y consideraciones. En el mismo instante en el que el arquitecto las imaginó, en 1777, nació esta suerte de disputa por encabezar la apariencia elevada del paseo, un eje cultural único en el mundo. Las dos estaban llamadas a ser ese dios de Madrid, pero la ubicación temprana de Cibeles, en 1782, dejó algo atrasado a Neptuno, que no estuvo acabado hasta 1786. Después, con distintas reubicaciones, se han enfrentado en ambos tramos del paseo con la intención de acaparar todos los focos y miradas, algo inevitablemente agudizado con la rivalidad deportiva entre el Real Madrid y el Atlético.

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