El mítico restaurante de la Casa de Campo ardió por una fogata sin control de los okupas

Los usurpadores acampan a pocos metros tras asolar el Guipúzcoa, abandonado desde hace años

El antiguo restaurante Guipúzcoa, totalmente carbonizado FOTOS: DE SAN BERNARDO
Aitor Santos Moya

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Con cierta dosis de socarronería, los asiduos de la Casa de Campo mascullaban desde hacía tiempo que del restaurante Guipúzcoa -antiguo emblema del Paseo de la Restauración -, no iban a quedar ni las cenizas. Y, a tenor de los acontecimientos, no les faltaba razón. El antiguo caserío vasco, a merced de los okupas rumanos que malvivían dentro, resultó devorado por las llamas en la noche del lunes. Dado lo aparatoso del incendio, fue necesaria la intervención de ocho dotaciones de bomberos para lograr controlarlo.

Según afirmaron ayer algunos testigos a este periódico, una hoguera sin control provocada por los usurpadores estaría detrás del origen del fuego. «Pasamos a media tarde y vimos a un grupo de personas cortando leña tras la valla », relataba un grupo de amigos, habituados a este tipo de prácticas. «Aquí venimos muchos a pasear a los perros y no nos sorprende que hagan fogatas», proseguían, sin entender el porqué de un panorama de degradación al que las autoridades no parecen querer ponerle fin.

Junto al Guipúzcoa, míticos locales como Currito -donde el Rey Juan Carlos celebró una cena de despedida con motivo de su abdicación-, Casa Mónico o el Bosque Sagrado llevan más de tres años en situación de abandono . En verano de 2016, la empresa municipal Madrid Destino, encargada de la gestión del espacio, anunció la puesta en marcha de un plan dotado con 30 millones de euros para rehabilitar la zona. Sin embargo, en octubre de este año, el coordinador general de la Alcaldía, Luis Cueto, dio marcha atrás y avisó de un «recorte muy severo» en esta partida, justificando la decisión en atender «otras prioridades».

Con tales mimbres, no es de extrañar la fácil mudanza de los usurpadores del Guipuzcoa a la parcela conlindante de El Pabellón de Ondarreta. Allí, de la noche a la mañana, han levantado un asentamiento ilegal con tres tiendas de campaña de grandes dimensiones. «Antes del incendio no estaban las tiendas, por lo que imagino que han salvado lo que han podido y se han puesto ahí, a la espera de meterse en otro de los restaurantes», advertía una trabajadora de limpieza.

Parte del nuevo asentamiento ilegal de los usurpadores

Robos al descuido

Por si no fuera de por sí la situación delicada, los paseantes de la Casa de Campo denuncian un aumento de los robos en el entorno del lago, actualmente, en pleno proceso de vaciado para su restauración. «Tenemos detectado un grupo de okupas que se dedica a arramplar con cualquier cosa y salir a la carrera», señalaba ayer por la mañana otra mujer, acompañada de su perro. Mochilas, teléfonos móviles e incluso botellas o bolsas de comida en la zona de los merenderos son algunos de los pillajes . La inseguridad al caer el sol es otro de los frentes con el que tienen que lidiar. «Si te soy sincera, no me atrevo a venir por la noche» sentenciaba la joven, temerosa ante la notoria falta de iluminación.

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