La investidura en la Comunidad de Madrid: sin teleprónter pero con suspense

La sorpresa de la nueva consejería de Justicia multiplica los cargos por cubrir en el nuevo gobierno regional

Pió García-Escudero (izq.), Fernando Martínez-Maillo (centro) y Alfonso Serrano (dcha), en la Asamblea de Madrid JAIME GARCÍA
Sara Medialdea

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Dos diputados populares abandonan el hemiciclo, nada más terminar el discurso de su futuro presidente. Lo hacen comentando: «Entonces, ¿ahora son dos consejerías, no?» . Y es que el anuncio de la creación de un área específica para Justicia, separada de la de Presidencia y Portavocía, multiplicaba las posibilidades de ocupar un cargo en el Gobierno regional . De ahí que los comentarios de los populares pusieran el foco en ese punto, y las especulaciones se dispararan.

Defendían, por ejemplo, que «si al menos va a haber dos nombres nuevos, uno debe ser el de una mujer », por aquello de la paridad. O jugaban a adivinar carambolas de futuro: cambiar de responsabilidad a un consejero para cubrir una de las vacantes supondría abrir nuevos huecos. Los nombres se cruzaban, pero desde la convicción de que sólo el candidato a presidente sabe lo que tiene en su agenda.

25 años «no son nada»

Garrido estuvo tranquilo y mantuvo un tono muy institucional. Su madre no perdía palabra de su discurso, desde la tribuna de invitados, donde también estaban M ar Blanco, María Ángeles Pedraza, José María Alvarez del Manzano, Concha Dancausa o José Luis Martínez-Almeida . Él, en el estrado, evitó el teleprónter -esa pantallita en la que se va leyendo el discurso- y prefirió llevarlo impreso en papel, como toda la vida.

Durante su intervención, citó a Kennedy, a Suarez y a Ortega y Gasset. Recibió en varias ocasiones los aplausos de los diputados populares, y en ninguna los de la oposición. Al terminar, las puertas de su despacho eran un hervidero de personas ávidas de saludarle. Durante un buen rato departió con Pío García-Escudero , presidente del PP de Madrid por expreso mandato de la dirección nacional del partido, y hombre que conoce al dedillo la región y a los populares en ella: no en vano, ya ocupó ese mismo puesto hace la friolera de 25 años. Que como dice el tango, «no son nada», aseguraba.

Preparar elecciones

Por delante se le presenta un panorama complicado, con doce meses para desarrollar su trabajo. Un tiempo en el que apenas podrá hacer más que preparar las próximas elecciones . Para ello, afirma que contará «con todos». Y no hace demasiado caso a las encuestas; entre el voto oculto y el volátil, sabe que la situación puede ser muy diferente cuando llegue mayo de 2019.

Entre los diputados de oposición, se comentaba la expresión de Ignacio Aguado cuando Garrido le agradeció, en pleno hemiciclo, el apoyo que iba a prestarle al PP. Y auguraban que hoy, durante los discursos de respuesta al candidato, el del líder de la formación naranja «va a ser el más duro: le va a decir que sigue vivo porque él quiere».

Los secretarios generales de los sindicatos UGT y CC.OO. Echaban de menos «algo de autocrítica» -en opinión de Luis Miguel López Reillo, de UGT- y que se continúen con «las políticas de regalos fiscales a la rentas más altas» -según Jaime Cedrún , de CC.OO.-. En todo caso, se alegran de que se pueda retomar la actividad política.

El presidente de CEIM, Juan Pablo Lázaro , confiaba en que la vuelta a la normalidad con Garrido permita que la región «siga siendo generador de empleo y riqueza».

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