Basura acumulada en las aceras del barrio de San Fermín
Basura acumulada en las aceras del barrio de San Fermín - FOTOS: DE SAN BERNARDO

Degradación en San Fermín: los vecinos denuncian la suciedad, atracos y carreras ilegales

Este humilde barrio se queja de la «dejadez» que sufre de la Junta del Distrito de Usera

Madrid Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La degradación y el olvido materializados en forma de hojas, restos de botellón, cristales rotos y residuos de todo tipo se amontonan desde hace días en la reja de un local abandonado en el camino de Perales, frente a la entrada principal de la Caja Mágica. El complejo deportivo diseñado por el arquitecto francés Dominique Perrault, que cada primavera alberga el torneo Masters 1.000 de tenis de Madrid, se erige a orillas del río Manzanares como un oasis, de espaldas a la realidad que se vive en el barrio de San Fermín.

En este vecindario del distrito de Usera, bajo la responsabilidad de la concejal-presidenta Rommy Arce (Ahora Madrid), la suciedad y el alto grado de delincuencia son dos de los asuntos que más preocupan y por los que sus moradores reclaman medidas urgentes.

«El tema de la limpieza y la seguridad aquí es tremendo: hay tráfico de drogas, robos a pleno día, okupas, peligrosas carreras ilegales de coches por la noche... Somos un barrio humilde, pero es cierto que ha ido sufriendo un proceso de degradación cada vez mayor», comenta con exasperación Antonio, vecino de la barriada desde hace dos décadas.

Las escasas papeleras de la zona (algunas están quemadas y otras son solo simples sacos de basura de color verde) están colapsadas, el césped tiene aspecto seco y descuidado y las pintadas inundan los bancos urbanos, quioscos e incluso los troncos de los árboles del entorno. Los edificios, con poca o nula actividad, permanecen sucios y deteriorados.

En el aparcamiento del estadio multiusos, los contenedores rebosan, de ellos asoman cajas de cartón enormes. «En este barrio te puedes tirar toda una mañana sólo para adecentar una calle. Esto es un no acabar: somos dos y, a veces, tres compañeros para cubrir toda la zona. No damos abasto», se lamenta un empleado del servicio de limpieza municipal mientras trata de acabar con una montañana de latas de cerveza hacinadas en un alcorque de la avenida de los Fueros.

Frente a la puerta principal del pabellón, se puede ver otra imagen igual de desoladora: las paredes verdes del frontón, una de las pocas dotaciones deportivas públicas del barrio, están agrietadas y «graffiteadas». Por las noches, sus gradas se convierten en un foco de menudeo de mercancía ilegal y hacen las veces de casa de apuestas de carreras de coches.

Inseguridad

En un descampado cercano a la avenida de Andalucía, que conecta San Fermín con el distrito de Villaverde, la maleza crece a sus anchas y los pocos coches aparcados conviven con colchones y lunas de vehículos rotas. Otra señal más de lo que allí ocurre cuando oscurece.

Precisamente, Durruti, un vecino de San Fermín, registró una propuesta en la web de presupuestos participativos del Ayuntamiento de Madrid sobre este aspecto: «He visto accidente increíbles en esas carreras ilegales a toda velocidad. Y la gente no denuncia por miedo. Mi propuesta consistiría en elevar los pasos de cebra, para evitar estas carreras de coches; un mayor mantenimiento en la limpieza de las calles, sobre todo, en frente de la Caja Mágica, ya que usan el aparcamiento de taller; la reposición de papeleras quemadas y mobiliario urbano con mayor celeridad. Y, si esto no es posible, sancionar las correspondientes infracciones».

La inseguridad es, junto con la suciedad, otra de las constantes que domina en las calles de San Fermín. El escaparate de uno de los pocos estancos del barrio ha instalado unos bolardos disuasorios y anti alunizaje. «Hemos tenido varios intentos, pero no lo han conseguido. Al menos, hasta ahora», explica el empleado. «No roban en casas vacías, saben bien donde dar el golpe. Van donde saben que hay dinero», añade un cliente.

Además, los atracos a personas mayores están casi «a la orden del día», según denuncia Pablo, vecino del barrio desde hace 13 años. «A mi madre, que tiene 70 años, le da miedo ir al supermercado por ciertas calles», relata. «Muchas mujeres mayores han acabado en el hospital después de que las hayan atracado por la espalda a la salida del metro o cuando acababan de sacar dinero, que les suelen seguir hasta al portal, donde actúan», indica, con conocimiento de causa.

Hastío y falta de respuestas

La falta de dotaciones públicas ha sido un constante reclamo de los vecinos, que levantaron una sala con donaciones suyas en los años 90, y que ahora consta de un fondo de 11.000 libros. Tras su perseverancia, ahora, la administración parece que se ha hecho eco de su demanda y esa biblioteca pública será una realidad en el 2018. Al menos, así consta en un cartel clavado en el descampado donde se edificará.

El hastío de los vecinos de Usera quedó reflejado en las últimas elecciones generales, en las que el voto de Podemos bajó un 10% en el distrito con respecto a los comicios municipales, un año y medio antes. Y este el recelo ha calado hondo en el barrio. Una y otra vez, los representantes vecinales se han topado con buenas palabras de los responsables municipales. Pero poco más. ABC ha tratado de ponerse en contacto con la responsable del distrito, Rommy Arce, en varias ocasiones, sin éxito.

«El cambio de color del Ayuntamiento de Madrid no ha servido para modificar un ápice esta situación», se queja un miembro de una asociación deportiva del barrio, que prefiere no revelar su nombre. «No hacen otra cosa que pasarse la patata caliente de un departamento a otro y marear la perdiz», sentencia.

Ver los comentarios