Una cancha secreta estilo Harlem entre los rascacielos de Madrid

El entorno de Azca se renueva con una pista de baloncesto, un parque infantil con columpios y un gimnasio al aire libre

Una de las canastas de la nueva pista, con la Torre Picasso al fondo FOTOS: BELEN DÍAZ
Aitor Santos Moya

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Bajo el nuevo aro de Azca, ninguna sombra volará más alto que la proyectada por el que fuera durante casi dos décadas el mayor rascacielos de Madrid. Capitaneados por la emblemática Torre Picasso , un quinteto de colosos aguarda los primeros botes de una peculiar cancha de baloncesto callejero, cuyas puertas estarán abiertas a lo largo de la próxima semana.

Como si de uno de los grandes templos del «streetball» se tratase, la instalación cuenta con los ingredientes necesarios para que los mejores «players» acudan hasta el corazón financiero de la capital y continúen la estela de las grandes pachangas , celebradas por antonomasia en el populoso barrio de Lavapiés. El cemento de la plaza de Pablo Ruiz Picasso reverdece así viejos laureles para dejar atrás una época, no tan lejana, marcada por la degradación y el miedo infundido por las bandas latinas.

Además de la nueva cancha, la segunda fase de las obras de remodelación del entorno de Azca incluye la puesta de largo de un parque infantil con columpios y una zona de gimnasio al aire libre. Ayer por la mañana, los operarios del Ayuntamiento se afanaban en acondicionar un lugar todavía cercado por varias filas de vallas . «En estos días, colocaremos las últimas piezas y retiraremos el material», señalaba uno de ellos, sabedor de que el tiempo marcado para el fin de los trabajos expira justo ahora.

El enrejado de la pista mide 30 metros de largo por 30 de ancho

A falta de pintar las líneas reglamentarias de juego, el enrejado de la pista de baloncesto mide 30 metros de largo por otros 30 de ancho. «Las dimensiones, obviamente, serán rectangulares», advertía un segundo trabajador sin dar más explicaciones. Es de suponer que este aspirante a «Rucker Park», pero en versión madrileña, tendrá espacio suficiente para que el público congregado pueda seguir los partidos a ambos lados de las líneas de banda.

Lejos de perpetuarse como un nido de inseguridad marcado por las reyertas y el consumo de alcohol en los bajos donde se ubican algunos locales de ocio nocturno, la paulatina transformación del complejo ha dotado al paisaje de una imagen mucho más atractiva. «Antes, al caer el sol, nunca cruzaba por aquí», remarcaba una mujer afincada en la calle de Orense. Sin embargo, el temor dejó paso al sosiego y hoy son pocos los problemas que saltan a la vista. La suciedad y los malos olores resultan dos de los principales.

«En el parque casi no se ven restos de botellón, pero si vas por los pasadizos la cosa cambia», esgrimía un empleado de un establecimiento cercano. Las pintadas y la falta de iluminación son otras de las singularidades aún por solucionar . No obstante, la existencia de una sede de la Policía Nacional sirve de contrapartida para tranquilidad de un vecindario, cada vez más acostumbrado a pasear por la zona a casi cualquier hora del día.

La fuente cuadrada de Azca, instalada en 1972, se ha convertido en el mejor escaparate para los «skaters» . Ávidos de encontrar un terreno sin baches ni otros elementos que dificulten su práctica, la renovación del pavimento anexo -en la fase inicial del proyecto- dio vía libre a los jóvenes patinadores. De esta forma, las tablas y el baloncesto compartirán protagonismo en un enclave trazado al más puro estilo del barrio neoyorquino de Harlem .

La cancha, sin las líneas de juego aún pintadas, será abierta la próxima semana
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