Las carbonerías, en extinción

 Entramos en la carbonería sevillana de Luis Aguilar, cuarta generación de carboneros. Por romanticismo le gustaría que hubiera una quinta pero no sabe si ocurrirá porque se gana muy poco. A él le llega, nos dice, porque "no soy mucho gastar".Luis vende leña para chimenea, carbón de encina para cocinar y cisco para el brasero. Pero ya  casi nadie usa brasero ni tampoco cocina de carbónAna Aguiar,  en la localidad coruñesa de Cambre, sí la conserva porque  "sabe mejor la comida" , asegura y también mantiene calentita la cocina. Además élla vende carbón, de hulla en este caso. Lleva  35 años y el negocio venía de ya de atrás pero ahora es difícil llevarlo adelante; hay días que no venden ni un saco.Y lo peor para este sector tradicional es la venta de carbón en grandes almacenes porque lo importan , sobre todo de Latinoamérica: es más barato pero la calidad, aseguran, nada que ver