Fin a la campaña más decisiva

Todos aclaman a su presidente, pero sólo unos tendrán razón, aunque toca culminar la campaña y la euforia...

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Todos aclaman a su presidente, pero sólo unos tendrán razón, aunque toca culminar la campaña y la euforia se desata."Va a ganar el Partido Popular y va a ganar con una diferencia importante", afirmaba Mariano Rajoy. No lo suficiente, parece, porque nadie aclara con quien pactaría, pero sí se acusa a los demás de tener listo un acuerdo. "Quien quiere que gobierne el Partido Popular, que vote al Partido Popular. Y quien quiere que en España no gobiernen 8 ó 9 y organicen la que han organizado siempre, también tiene que votar al Partido Popular", explicaba el presidente y candidato popular. "Hay 3 colores complementarios: el azul, el morado y el naranja en ese frente antiPSOE", añadía el candidato del PSOE, Pedro Sánchez. "Ni morado ni naranja. Tarjeta roja a Rajoy el próximo domingo". Cambio es, de nuevo, la palabra fetiche y todos se presentan como la mejor... la única opción. "Desde el centro es más fácil dialogar con la vieja izquierda y con la vieja derecha. Desde los extremos no va a ser posible componer un Parlamento y un Gobierno estable", comentaba Albert Rivera, aspirante de Ciudadanos a La Moncloa. Cita, una vez más, tal vez la más, trascendental. "Porque por primera vez cada voto cuenta. Ya no hay excusas para votar con una pinza en la nariz o votar lo menos malo", indicaba Pablo Iglesias, candidato de Podemos. "Desde luego honestidad, pero sobre todo, un compromiso de lucha para el futuro", remarcaba Alberto Garzón, de Unidad Popular-Izquierda Unida. Último intento por pedir el voto, por conseguir representación suficiente, ser claves o, al menos, hacer oír su voz en el Parlamento.

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