Los murciélagos no atacan ni muerden salvo en caso de defensa
Los murciélagos no atacan ni muerden salvo en caso de defensa - LUIS HERNÁNDEZ TABERNERO
LA RICA ESPAÑA

Murciélagos: el orden de mamíferos más numeroso y desconocido de la península

En España la información sobre quirópteros está experimentando un rápido crecimiento. Algo vital, dado que sus poblaciones se encuentran gravemente amenazadas a nivel mundial

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Las cosas nunca han sido fáciles para los murciélagos, reconoce la bióloga Elena Tena. «Han sido centro de superstición y mala suerte durante mucho tiempo». De comportamiento nocturno y esquivo, al murciélago se le ha considerado un «vampiro» y supone un vector potencial de ciertas enfermedades.

Excepto en los polos y algunas islas, los murciélagos se distribuyen ampliamente por el mundo: con unas mil doscientas especies documentadas, constituyen el segundo grupo más grande de mamíferos tras los roedores. Sin embargo, sus poblaciones se encuentran gravemente amenazadas; sobre todo por tres factores: la alteración y pérdida de sus hábitats y refugios, el uso de pesticidas y la construcción de parques eólicos, carreteras y otras infraestructuras humanas que originan numerosas muertes.

Los murciélagos ejercen funciones vitales en el medio natural

«Son el mejor insecticida natural; polinizan y dispersan de semillas (muchas plantas tropicales dependen por completo de los murciélagos, de hecho); sus excrementos (guano) se usan como fertilizante para plantas; y forman parte de la cadena trófica como presas de otras especies», detalla Tena.

En España la información sobre quirópteros está experimentando un rápido crecimiento, se congratula la bióloga. Aunque es uno de los grupos de mamíferos peor conocidos. «Pese a ser el orden de mamíferos más numeroso de la península Ibérica, con nada menos que 29 especies, y esconder una vida llena de curiosidades», se lamenta.

Pequeñas aves y peces en la dieta

Todos los murciélagos que alberga España son insectívoros, concentrándose su mayor actividad durante los meses de calor debido a su alto metabolismo; lo que les convierte en verdaderos controladores de plagas de insectos. «Se calcula que un solo murciélago común (Pipistrellus pipistrellus) es capaz de comer hasta tres mil insectos de media en una sola noche», asevera Tena.

Todos los murciélagos que alberga España son insectívoros

Las polillas de la familia Noctuidae suponen la mayor parte de la dieta del murciélago orejudo gris (Plecotus asutriacus), por ejemplo; también conocido como «susurrador» por sus muy largas orejas fruto de una adaptación. «Estas polillas tienen órganos auditivos que les permiten escuchar las llamadas de ecolocación de un murciélago que se aproxima. Por ello, para poder especializarse en consumir estas polillas, los murciélagos orejudos emiten llamadas muy suaves. Una vez están cerca de su presa, se callan y esperan con sus enormes orejas para detectar a las polillas escuchando los sonidos que éstas hacen al mover las alas», refiere con detalle Tena.

El nóctulo gigante (Nyctalus lasiopterus) -el murciélago más grande de Europa-, por su parte, se alimenta también de pequeñas aves durante su migración. Y el murciélago ratonero patudo (Myotis capaccinii) -o «pescador»- incluso es capaz de capturar pequeños peces en la superficie del agua. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza cataloga el estado de conservación de este último como «Vulnerable» debido a las transformaciones que las actividades humanas originan sobre su hábitat, que se limita principalmente al mar Mediterráneo.

Conflictos con el hombre

«Los murciélagos no atacan ni muerden salvo en caso de defensa. La rabia suele estar presente en animales salvajes, de manera que no se deben manipular los ejemplares. No obstante, solo dos de todas las especies presentes en España han manifestado casos positivos en rabia», tranquiliza la bióloga.

Los murciélagos fisurícolas, aquellos que ocupan las grietas y fisuras de edificios y otras infraestructuras humanas, serían los únicos que podrían causar molestias a los habitantes de los núcleos urbanos. «Al tratarse de especies gregarias, en invierno su presencia pasa prácticamente desapercibida para los ciudadanos, pero en la época de reproducción, cuando las colonias de cría tienen un estrecho contacto con el ser humano y las zonas habitadas, suponen muchas veces un problema», manifiesta Tena.

Entre algunas de las especies urbanas más comunes en España podemos distinguir las siguientes: Murciélago común (Pipistrellus pipistrellus); Murciélago de Cabrera (Pipistrellus pygmaeus); Murciélago de borde claro (Pipistrellus kuhlii); Murciélago rabudo (Tadarida teniotis); Murciélago hortelano/ Murciélago hortelano mediterráneo (Eptesiscus serotinus y Eptesicus isabellinus) y Murciélago orejudo gris (Plecotus austriacus).

Nuevo descubrimiento

Todas las especies españolas de quirópteros están protegidas por la legislación vigente, por lo que no se puede realizar ningún tipo de acción que pueda afectarlas y se debe buscar un asesoramiento técnico y autorización por expertos y profesionales.

En 2014 se encontró por primera vez en la península Ibérica una hembra del murciélago bicolor (Vespertilio murinus) en Soria. Una especie de distribución centroeuropea cuyo límite más cercano se hallaba en Francia oriental, lo que abre la hipótesis de un pequeño núcleo reproductor en España, manifiesta Tena.

Investigación y sensibilización

Los murciélagos necesitan ser estudiados de forma intensiva para que se propongan medidas adecuadas de gestión que apuesten, por ejemplo, por el mantenimiento de sus hábitats naturales o sumen nuevos refugios artificiales. Una buena campaña de divulgación y sensibilización entre el público también resulta clave para su biología y conservación, insiste la experta.

La conservación de los murciélagos es muy importante para frenar el impacto y descenso de los individuos, en especial en épocas de hibernación: «despertarse por molestias les supone un gran coste energético y podrían morir por inanición». Y de reproducción, ya que «son animales muy longevos para su tamaño, llegando a vivir algunas especies de diez a veinte años con una media de una cría al año, lo que podría suponer una elevada tasa de mortalidad», concluye la bióloga, que ha contado con la colaboración de Luis Hernández Tabernero, miembro, como Tena, de la Asociación Española para la Conservación y el Estudio de los Murciélagos (SECEMU) y director del grupo de Murciélagos de Salamanca, para matizar sus respuestas.

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