Los cinco representantes de En Marea en el Congreso de los Diputados
Los cinco representantes de En Marea en el Congreso de los Diputados - EN MAREA

En Marea tardó más de 6 meses en saldar su principal deuda del 20-D

Debía 34.000 euros a un solo suministrador pero reconocen que todo está «liquidado»

Santiago Actualizado: Guardar
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«Es cierto que hubo desajustes, están ahí». A En Marea no se le escapa que las conclusiones del Tribunal de Cuentas sobre la financiación de la campaña de las generales del 20 de diciembre iban, de nuevo, a obligar al partido instrumental a dar explicaciones sobre la gestión de sus balances. La violación de dos artículos de la ley electoral (Loreg) se debió, según fuentes de la tesorería, a una falta de previsión en el diseño de la caravana. El error, generado en parte por la descoordinación interna, supuso acumular un pasivo de 39.679, un 87% de los cuales —34.000 euros— eran deudas contraídas con un único proveedor, al que no se le comenzaron a transferir los pagos hasta el mes de junio, fecha en la que todos los partidos se estaban preparando para la repetición de las elecciones.

La organización matiza, no obstante, que a día de hoy el balance está «todo liquidado» tras reclamar un esfuerzo extra a sus propias arcas.

«Teníamos unas cuentas echadas para hacer una campaña con determinados gastos y luego acordamos hacer otras cosas a mayores», afirman las mismas fuentes. Aquellas previsiones superaron los 176.000 euros (un 16% del límite) que la confluencia empleó en financiar su ruta. Al terminar, la poca liquidez que quedó en la caja hizo imposible pagar a todos los proveedores. En Marea decidió hablar con algunos de ellos para informarles de su situación y comenzó a asumir que pasarían los noventa días de plazo marcados por ley antes de que pudieran equilibrar su balance. Y así fue. Su suministrador principal, responsable del montaje de los actos públicos, ingresó los primeros 10.000 euros de los 34.000 que el partido le debía a mediados del año 2016. El partido pidió un esfuerzo extra a sus integrantes para reparar una parte de la deuda, hasta que el Estado no resolviera conceder las ayudas públicas a las fuerzas políticas con representación. «Fue una cuestión que estaba pactada», aclaran. Aunque admiten que la empresa ya no se hizo cargo de la campaña del 26 de junio, según su versión, porque el equipo organizador se hizo con los servicios de otra más barata. No descartan, además, que el retraso acumulado se refleje en el siguiente informe del Tribunal de Cuentas.

El estado embrionario de la candidatura, compuesta por miembros de Podemos, Anova, Esquerda Unida y las mareas municipales, puso el resto para que se desencadenaran los «desajustes» contables. «Al diseñar una campaña, hubo alguna pequeña cosa que no se valoró, como escoger un formato y después hacerlo más completo». Una «falta de rodaje», en resumen, que llevó a En Marea a disparar sus previsiones de gasto y a ganarse un rejón del Estado.

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