La Marea olvida las primarias

El populismo gallego prometió durante meses participación ciudadana en la toma de decisiones y candidaturas construidas «de abajo a arriba». Lo que se vendió como un «movimiento social» en el que los partidos funcionaban como mera correa de transmisión, con el tiempo ha tomado un mayor cariz de coalición de partidos.

Las diferencias internas entre los socios que forman las Mareas han ido creciendo en los últimos meses, y se han acrecentado por el mal resultado electoral del pasado domingo. En solo seis meses, la izquierda radical ha perdido más de 60.000 votos, con un castigo todavía más severo allí donde gobierna.

Toca redefinir la estrategia e intentar salvar la coalición para, al menos, dar la batalla en unas autonómicas para las que los augurios son cada vez peores.

Algunos sectores, como el que encabeza el alcalde de La Coruña, Xulio Ferreiro, apremian para la elección de un candidato a la mayor prontitud posible. Otros, como Anova, abogan por esperar para «no quemarlo».

Si no hay acuerdo en cuándo se debería definir a un cabeza de cartel, parece que empieza a haberlo en el método de elección, aunque no se ajuste estrictamente a sus supuestos principios. Desde En Marea, al menos hacia afuera, siempre se apostó por las primarias como forma de elección, pero este jueves los regidores de Santiago y Ferrol empezaron a desmarcarse.

Martiño Noriega indicó que lo ideal sería «una persona que levante un amplio consenso» y que «hay muchos recursos humanos para ese perfil». Más claro fue su homólogo Jorge Suárez, que optó directamente por pedir un aspirante pactado por las cúpulas de los partidos, para evitar «la confrontación que provocaría celebrar unas primarias».