Alberto Varela - CRÓNICAS ATLÁNTICAS

El futuro de la izquierda

Si el Bloque fue capaz de levantarse, el PSOE puede dejar de mirarse al ombligo

Alberto Varela
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¿Seguiremos escuchando dentro de diez años proclamas rupturistas desde las instituciones o los Noriegas, Ferreiros y Suárez serán historia? Quién sabe, las cosas cambian rápido y aunque los tres están haciendo méritos para desaparecer, lo que acabe ocurriéndoles no depende solo de ellos, sino también del comportamiento del resto de la izquierda.

El BNG aprendió de sus errores pasados —aquellas asambleas tumultuosas— y está construyendo un liderazgo fuerte alrededor de Ana Pontón, pero su alcance está limitado por sus propias ideas: si no eres nacionalista, no vas a votarles aunque sean fuertes como un carballo. El mayor margen de subida a costa de las Mareas lo tiene entonces el PSdeG, pero en vez de aprovechar las debilidades de Podemos, sigue perdido...

desorientado. Es cierto que en ocasiones les aprietan las tuercas a los rupturistas, pero cuando están a punto de desfallecer siempre llega el apoyo de última hora que les permite seguir adelante, ya sea con los presupuestos y con cualquier otra votación relevante.

Una parte de los que votaron Mareas en las municipales está desencantada porque prometieron solucionar los problemas del mundo y ni siquiera se atreven con los de su propia parroquia. Tampoco ayudan a su consolidación las luchas internas constantes, ni las asambleas que acaban a patadas. Hasta el más paciente militante de buena fe termina harto de intentar poner en común ideas tan dispares y de neutralizar egos inflados adictos a escucharse a sí mismos. Si tiene sentido común, con el tiempo dice «adiós muy buenas» y «a mí no vuelven a ilusionarme con la política en la vida».

Es lógico que la izquierda gallega haya quedado noqueada en las últimas municipales con los resultados excelentes de ese nuevo actor político, pero han pasado casi dos años y ya va siendo hora de espabilar. Si el Bloque fue capaz de levantarse cuando casi todo el mundo estaba preparado para asistir a su entierro, en el PSOE pueden dejar de mirarse al ombligo y recuperar la capacidad para ser alternativa de gobierno al centro-derecha. Mucho más grave que los errores cometidos es no saber reaccionar para solucionarlos.

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