La confluencia era «colonización»

Beiras defendía que si hubiese pactado con fuerzas estatales «perdería la credibilidad como nacionalista»

Santiago Actualizado: Guardar
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Corría el año 1977 cuando Xosé Manuel Beiras empezaba a presentarse a las elecciones gallegas. En aquel entonces lideraba el Partido Socialista Galego, y el fragmentado panorama compuesto de decenas de grupúsculos obligaba a muchos a tejer redes de alianzas que garantizasen su supervivencia. Además de colocarse por corrientes políticas afines, las circunstancias invitaban a agruparse en torno a las siglas que empezaban a tomar posiciones de ventaja en los diferentes espectros.

De este modo, en el seno del PSG se comenzó a debatir la posibilidad de establecer una relación con el PSOE de modo que actuase como una corriente o una federación en Galicia. La disyuntiva era la de hacer una apuesta por abrazarse a una fuerza de ámbito estatal o establecer vías de entendimiento con partidos nacionalistas.

El propio Beiras explica el proceso en la serie documental Galicia na Transición, editada por Faro de Vigo. «Nosotros sabíamos que éramos una nación muy colonizada, algo que no sucedía en Cataluña, por lo que si nosotros alcanzábamos un acuerdo con el PSOE en el que apareciésemos integrados con ellos perderíamos toda nuestra credibilidad para presentarnos como una fuerza nacionalista en un país donde aquello era lo primordial a defender». Este ha sido precisamente uno de los argumentos con los que recurrentemente se ha atacado desde el BNG a Anova por pactar primero con IU en las autonómicas de 2012 y ahora haber sumado a Podemos.

«La única forma de no caer en un proceso de colonización partidaria era abstraerse a esa absorción que bajo la forma de una aparente coordinación, integración o vertebración pretendía el PSOE», prosigue Beiras, para acabar explicando su entente final con los demás soberanistas. «Por otra parte, estábamos en plataformas conjuntas con otras formaciones como la Unión do Povo Galego y con el nacionalismo a la izquierda del espacio de la socialdemocracia, más radical, con componentes muy importantes independentistas que también hubiésemos perdido absolutamente como contacto y como vías de acción conjunta posible», zanjaba.

Discurso actual

La apuesta de Beiras hoy por la confluencia con la izquierda radical española es incuestionable. En las ponencias políticas de Anova insiste en ideas como que «el sujeto político gallego debe construirse también con fuerzas no nacionalistas», o señala como objetivo primordial la «ruptura democrática», en el que defiende que la suma debe ser lo más plural posible. «La izquierda socialmente existente tiene que estar por encima y por delante de los intereses y formulaciones específicos de cada organización política», concluye.

Decía Justo Beramendi, historiador experto en este espectro ideológico en estas mismas páginas hace unas semanas no solo que En Marea «es un mal camino para la supervivencia del nacionalismo», sino también que la figura de Beiras como referencia en esta corriente «podría quedar desdibujada en la historia». Al parecer, el propio Beiras hace unos años estaba también de acuerdo con él.

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