Tribunales

Confirman la condena a «Coté» e incautan los beneficios de sus consultas entre 2003 y 2008

La Audiencia Provincial materializa la sentencia de seis años de prisión al falso médico, alcanzada de conformidad con Fiscalía y las acusaciones particulares que representaban a víctimas, a las que indemnizará con 3,2 millones de euros

El falso médico «Coté», durante el juicio de la Audiencia Provincial EFE/CABALAR

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Según el guión pactado, la Audiencia Provincial de La Coruña ha hecho pública este martes la sentencia por la que condena al falso médico ferrolano José Manuel López «Coté» a una pena de seis años de prisión por cometer delitos de intrusismo profesional, estafa y falsedad de documentos oficiales, así como cuatro delitos de lesiones por imprudencia grave, uno de ellos con deformidad. Igualmente, su mujer es condenada a un año de prisión por complicidad en el delito de estafa. El contenido de la sentencia ya era conocido, después de que «Coté» alcanzara un acuerdo de conformidad con la Fiscalía y las asociaciones de víctimas —en total, 168 afectados— para indemnizar a estas por valor de 3,2 millones de euros. El Ministerio Público pedía inicialmente 334 años de prisión; fue el primero en aceptar una rebaja hasta solo 6.

Pactada la asunción de responsabilidades por parte de «Coté» —que se declara culpable de los delitos por los que era acusado— y las cantidades con que indemnizará a quienes sufrieron sus prácticas en las consultas de Ferrol y Viveiro, la única novedad de la sentencia es la decisión del tribunal de ordenar «el decomiso de todas las ganancias procedentes de la actividad delictiva del acusado descrita en los hechos punibles desarrollada desde el mes de febrero de 2003 hasta el mes de febrero de 2008» , es decir, los cuatro años previos al inicio de las diligencias de investigación de este caso, el margen máximo de retroactividad que permiten los delitos fiscales antes de su prescripción. Es decir, si hubo ganancias irregulares antes de febrero de 2003 —y la actividad de «Coté» está acreditada ya a finales de la década anterior, cuando recibió su primera condena por intrusismo profesional— quedan exentas de toda responsabilidad.

Según la sentencia, el falso médico «llegó a obtener unas ganancias ilícitas en metálico de al menos 4,47 millones de euros» . «Además, el acusado intencionadamente mantuvo dichas ganancias ocultas a la Hacienda Pública, a la que dejó de ingresar en cada uno de los ejercicios comprendidos entre los años 2003 y 2007 las cuotas correspondientes al ejercicio de su actividad profesional». No obstante, el tribunal no considera que hubiera delito fiscal dado que las cuotas defraudadas no habrían superado los 120.000 euros en ninguno de los ejercicios.

Las indemnizaciones se han calculado sobre la base del dinero que «Coté» habría cobrado a sus víctimas, también sobre las lesiones ocasionadas —solo en algunos casos—, con cantidades que oscilan entre los 2.000 y los casi 100.000 euros, y a mayores se incorpora para cada uno de ellos un complemento de 5.000 euros por «daño moral». Además, se impone al falso médico y su mujer el abono de las costas procesales en una proporción 85%-15%, excluidas las costas de las acusaciones particulares.

Los hechos probados

Aun con una sentencia pírrica en comparación con los más de trescientos años de prisión que al comienzo del juicio pedían el Ministerio Público y las distintas asociaciones de víctimas, «Coté» tendrá que leer en la sentencia un relato de los hechos que siempre le fue incómodo y por el que amenazó con denuncias a los periodistas que lo fueron publicando durante años. Según el fallo de la Sección Primera de la Audiencia Povincial, «el acusado, durante al menos los cinco años anteriores a su detención en febrero de 2008, vino atribuyéndose públicamente la condición de médico y osteópata (...) y ejecutando actos médicos pese a no contar con la titulación necesaria para ello».

Sigue el relato dando por probado que José Manuel López «consiguió atraer a su local (...) a centenares de personas a las que cobraba importantes sumas de dinero por aplicarles falsos tratamientos a sanar enfermedades reales preexistentes, en algunos casos, o enfermedades inexistentes que él mismo ideaba y decía diagnosticar, en otros». Así, «tales tratamientos consistían, en ocasiones, en el suministro de sustancias no especificadas cuya toxicidad no ha llegado a ser determinada , pero también, en algunos supuestos, en la realización de auténticas operaciones quirúrgicas con el consiguiente quebranto de la integridad física de sus víctimas».

«A lo largo de los años, y desde al menos el año 1998, se dotó de numerosos títulos y certificaciones de diversos centros docentes y sanitarios tanto españoles como extranjeros que después exhibía públicamente» en sus consultas de Ferrol y Viveiro. Su fin no era otro que «dar cobertura pública a su actividad y revestirla de apariencia de legalidad» . De hecho, la sentencia recoge un intento de «Coté» de convertirse en médico por la puerta de atrás, cuando en 2009 consiguió que la Universidad de Sevilla le homologara un título de posgrado del College of Medicine de la Isla de Montserrat (Reino Unido). El Tribunal Supremo, según apunta la Audiencia, estableció en sentencia de mayo de 2020 que «en ningún caso» la homologación de ese título «le habilita para ejercer de profesional de la medicina».

Ninguno de los títulos o diplomas que «Coté» exhibía en las paredes de sus clínicas —y en la sentencia se enumeran una veintena— está expedido por instituciones españolas. Desde certificados de la Universidad del Pueblo de Puerto Rico hasta títulos de profesor de la Universidad Pacific Basin de Micronesia. Anécdotas aparte, presumía incluso de la membresía en la Sociedad Americana de Oncología Clínica. López ni siquiera tenía un título de licenciado en medicina por universidad española o europea . Eso sí, la sentencia detalla los múltiples diplomas —alguno sin fecha— en especialidades varias como «médico biólogo», «médico cirujano partero», «médico traumatólogo» expedidos por centros universitarios centroamericanos y caribeños. Ninguno de ellos válido en España para ejercer como médico. Además, se considera probado que el falso médico «se amparó en el nombre y crédito de auténticos profesionales de la medicina confeccionando y expidiendo (...) informes médicos en impresos personalizados» —llegando a «imitar» las firmas de otros médicos— y que entregaba a sus víctimas.

La casuística que detalla la sentencia es de lo más variada. Desde la paciente con dolores lumbares y fibromialgia a la que «Coté» encontró «la supuesta presencia en la sangre de la bacteria epstein bar , diciéndole que le afectaba a las defensas y la hacía más propensa a padecer cáncer» hasta dolores de rodilla que, según su criterio, acabaron derivando en un diagnóstico de «fibromialgia, encefalitis mielítica, conlangitis hepatobiliar, hemiparesias, arresto en la arteria temporal, atrofia de la circulación cerebral, úlcera carotidea, eosinofilia con discrasia mieloblástica, rectorragia, disastria y afectación del nervio espinal de los espacios lumbares». Algunas de estas supuestas afecciones «no están descritas en ninguna ciencia médica» , apunta el fallo de la Audiencia. A otra víctima, que acudió «aquejado de fátiga crónica», el falso médico le encontró «mielopatía, obstrucción de las caróticas, cerebro envejecido, infección de páncreas y hemorroides». Y así, hasta más de un centenar de casos donde una hernia discal podía convertirse en «una otitis recurrente por perforación de tímpano, infección urinaria, neumonía, inflamación de retina y síndrome de inmunideficiencia variable común».

Los magistrados reconocen la concurrencia de la atenuante analógica cualificada de dilaciones indebidas —dado que las diligencias se iniciaron en 2007 pero el juicio no se ha celebrado hasta trece años después—, la atenuante simple de reparación del daño y «la agravante de reincidencia », después de que «Coté» ya fuera condenado por intrusismo profesional por un juzgado de Ferrol en 2002.

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