José Luis Jiménez - Pazguato y fino

Un (casi) Xacobeo

Galicia necesitaba de un evento lo más parecido posible a un Xacobeo para dar el impulso definitivo a su turismo

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Los simplismos no son la mejor manera de explicar cualquier tema, pero sin duda ayudan a su comprensión. El Xacobeo, entendido como la expresión coloquial del Año Santo Compostelano, no es sino un jubileo periódico vinculado a las celebraciones por la obra, vida y milagros del Apóstol. Tal indulgencia se concede tras cruzar el umbral de la Puerta Santa y proceder a la confesión como fórmula de expiación. No confundir con cubrir el Camino total o parcialmente y solicitar la Compostela conmemorativa de la peregrinación. Es decir, el hecho diferencial es adentrarse en el templo compostelano por la Plaza de la Quintana, atravesando ese dintel que marca los acontecimientos de la historia de la Catedral.

Pues esa Puerta Santa es la que se abre el próximo 13 de diciembre, pero si incurrimos en el vicio simplista de decir que es un Año Xacobeo se encienden las alarmas.

Somos incorrectos, el peor defecto del periodista. Mucho más fácil explicarle al peregrino coreano que las jambas de bronce se descorren porque estamos aplicando el Año Jubilar Extraordinario de la Misericordia dictado por el Papa, ¿verdad? ¿Y a quién se abraza o se le pone una vela votiva para celebrar como se merece el momento? Circunloquios vacíos escudados detrás del rigor litúrgico que son como la lluvia fina del verano: incordia más que moja.

Es comprensible que Monseñor Barrio rehuyera de los simplismos y los reduccionismos. Su labor de custodio de la fe en la Archidiócesis es, precisamente, evitar que se frivolicen los elementos señeros que rodean la figura del Apóstol, que se minimice la trascendencia humana y espiritual tanto del Camino como del Xacobeo. Está en su papel y antes que el más mínimo reproche habría que agradecerle la sensibilidad para abrir la Puerta Santa y no derivar la celebración papal a cualquier otro punto de la Catedral. Demuestra entender las necesidades de su rebaño, que hoy no son de fe, sino de cuartos.

Porque Galicia necesitaba de un evento lo más parecido posible a un Xacobeo para dar el impulso definitivo a su turismo, que consolide el auge imparable que el Camino está alcanzando a nivel mundial, que la afiance como destino de primer orden. En la actual senda de recuperación económica, un empuje añadido en forma de Año Santo puede tener un efecto multiplicador en peregrinos, turistas y actividad. Demasiado lejos quedaba 2021, el siguiente jubileo compostelano. Disponer de uno a partir del 13 de diciembre es tan fundamental como invertir 21 millones de euros de fondos públicos en la restauración de la Catedral. Todos salimos ganando y no se damnifica a nadie por esquivar el rigor y decir que en 2013 habrá un (casi) Xacobeo.

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