El procesado, durante el juicio en la Audiencia de La Coruña
El procesado, durante el juicio en la Audiencia de La Coruña - EFE

El TS ve «agujeros» en la condena a 44 años a un padre por violaciones

Absuelve al acusado por entender que no hay pruebas sólidas para encarcelarlo por estas supuestas agresiones continuadas a sus tres hijastras

Santiago Actualizado: Guardar
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Los argumentos de la sentencia que exculpa a un padre condenado a 44 años de prisión por abusar continuadamente de sus tres hijastras no deja lugar a dudas. Según el juez del Supremo que revocó con su fallo la decisión de la Audiencia Provincial de La Coruña, en este caso se echa en falta «una base probatoria sólida». Aferrado a esta afirmación, el TS pone en evidencia los testimonios de las tres víctimas e identifica en ellos algunos «agujeros» que dan pie a la duda razonable que deja en libertad al condenado, que había cumplidos dos años de prisión. Entre los motivos expuestos, el Alto Tribunal detecta «evidentes muestras de contaminación que no se llegan a detectar en el informe psicológico».

Yendo al detalle, también subraya la desaparición del diario personal de una de las supuestas víctimas —hijastras del acusado— donde habrían quedado plasmadas las agresiones de las que en teoría fue objeto durante su pubertad y valora que se trató de «un extravío en el momento más inoportuno». En la misma línea, apunta a las sábanas de la cama en las que se habrían producido los abusos y que no revelaron rastro alguno del procesado. Sobre las declaraciones oídas durante la vista oral que finalizó con la condena de este vecino de la localidad coruñesa de A Baña, el juez del Supremo deja claro que hay «elementos internos en los relatos de las víctimas que los privan de verosimilitud».

Y como ejemplo más destacable resalta el hecho de que las hijastras testificaron que la frecuencia de los abusos se incrementó hasta derivar en que «en las semanas anteriores a su marcha del domicilio el acusado mantenía contactos sexuales con las menores casi todos los días». Una afirmación que contrasta con unos mensajes de Whatsapp enviados unos pocos días antes que muestran «unas relaciones familiares afectuosas que no se compadecen ni bien ni mal con el clima de abusos, vejaciones, agresiones y terror que describen las denunciantes».

Palabras en entredicho

La sentencia dada a conocer ayer y que confirma la libertad para el acusado pone el foco, del mismo modo, en el papel de la madre de las tres supuestas víctimas. Su crédito, apunta el redactor del fallo, quedó «seriamente erosionado y salpicó y emborronó la credibilidad de las hijas». Tanto es así que el magistrado no descarta «un posible influjo sobre sus hijas, todas lógicamente muy unidas a ella y con la que muestran una natural complicidad». Sobre la actitud de la madre, el Supremo recuerda que una de las hijas llegó a confesarle las agresiones y que «no desencadenaron ninguna reacción o actuación pese a su gravedad».

Entre los argumentos valorados por la sala para anular la condena de 44 años de prisión, entran también las alteraciones de los testimonios en cuanto al número de abusos y penetraciones sufridos. «No saber precisar si fueron diez o doce o catorce es natural. Pero hablar de diez y luego de más de cien es menos explicable», afirma la sentencia, de 60 folios, antes de ratificar la absolución del acusado resumiendo que «en casos como éste la presunción de inocencia se alza impidiendo una condena no asentada en una prueba concluyente y rotunda».

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