El riesgo de restricciones planea sobre destinos clave como Benidorm y Gandía

El último «Informe de seguimiento de indicadores de sequía» de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), con fecha de 31 de octubre, ratifica el panorama poco halagüeño para los regantes y para la población en general en el ámbito de la Comunidad Valenciana, especialmente en tierras alicantinas.

Las zonas de la Marina Baja y el Serpis siguen en estado de «emergencia» o «alerta roja», con «alto riesgo», lo que en circunstancias excepcionales puede provocar restricciones. En la Marina Alta están en «alerta naranja» y, en la provincia de Valencia, el Turia en «prealerta amarilla». Esto significa que dos destinos turísticos de primer orden, como Benidorm y Gandía, se encuentran bajo la amenaza de restricciones si no se buscan alternativas urgentes, un camino que pueden seguir otros municipios muy visitados también como Denia, Altea o Calpe.

Mientras, la pasada semana, desde la Plataforma en Defensa de los Ríos Tajo y Alberche, que este domingo se manifestó contra los trasvases al Segura, ponían el grito en el cielo por la «avaricia hidrológica de los regantes del Levante» al pretender recurrir al agua de la Sierra de Gredos, y se temían entrar en estado de «prealerta». Las cuatro comarcas alicantinas –sistemas de explotación, a efectos hidrológicos– se encuentran desde hace un año en esa situación, o incluso más grave, en «alerta» o «emergencia».

Y en la provincia de Valencia, la demarcación de la capital se mantiene en amarillo, mientras que Castellón y el Palancia pasaron de este nivel al verde a mediados de año tras varios meses igualmente en situación de prealerta y alerta.