Luis Barcala: «Alicante está paralizada porque el tripartito no se decide a gobernar»

Nada más asumir las riendas del principal grupo de la oposición, Luis Barcala se compromete a ser «incisivo» y recrimina al tripartito por incumplir su programa y limitarse a «prohibir».

-Bonig anunció en Alicante que elevará una batería de propuestas al Consell para que las haga suyas. ¿Haría igual aquí con el alcalde?

-Hay un prejuicio tremendo a todo lo que venga del PP y lo rechazan de antemano sin sentarse a valorarlo. Contamos con eso, pero no vamos a parar en el empeño, tenemos un proyecto global, completo, de medidas que los ciudadanos ven necesarias.

-¿Ejemplos de ese rechazo?

-En el primer semestre prácticamente no han tomado ninguna medida ni acometido proyectos, se han aprovechado del trabajo que ya estaba.

El último ejemplo son los 900.000 euros para un plan de empleo juvenil cuya obtención se gestionó y diseño por el PP. Para eso, cuando ya solo restaba anunciar que el dinero se había conseguido, no ponen pegas. En otras cuestiones sí están planteándonos muchas objeciones. Llevamos al pleno un ruego para que se someta al Consejo Local de Comercio la delimitación de la Zona de Gran Afluencia Turística. Nosotros planteamos la libertad de horarios y que cada uno abra o cierre cuando considere. Los problemas no se solucionan prohibiendo, si crees que hay falta de competitividad no es cosa de cerrar todos. Hablo de grandes superficies y del pequeño comercio. Es como ese principio de la izquierda de «todos iguales, todos pobres». Yo prefiero la igualdad, pero hacia el bienestar y la riqueza.

-¿Ve futuro al tardeo, entonces?

-Tenemos esa restricción a la libertad horaria comercial, los veladores, esos comerciantes que se quejan porque en la plaza Nueva lleva cinco meses cerrada la pecera y no se le está dando solución... Vamos hacia cierres, restricciones, prohibiciones, ¿dónde está la alternativa? El tripartito no tiene modelo, porque se compone de tres formaciones distintas entre sí, tal vez cada una tiene su modelo, y quienes lo estamos sufriendo somos los alicantinos. Políticas erráticas, parciales, parcheos, y no se afronta problemas en su conjunto. La ciudad está paralizada, el tripartito no se decide a gobernar, han estado a expensas de las elecciones generales y ahora del pacto para del nuevo Gobierno. No se han mojado. Y están atacando modelos de turismo importantes para la ciudad, de compras, gastronómico, al tiempo se generan debates que no interesan a nadie: que si los Reyes Magos, el Belén...

-Pero son carteras del alcalde, comercio y turismo, ¿cómo pesan ahí sus decisiones y las del vicealcalde?

-En el tripartito no hay una unidad de criterio y actuación, cada uno tiene sus propias ideas, modelo y programa. Parcialmente están actuando en las áreas que no dependen de los demás y las grandes cuestiones se quedan fuera. Tienen controversias internas muy fuertas en temas fundamentales, Ikea es una de ellas. La debilidad del alcalde se pone de manifiesto por la fortaleza que demuestra el vicealcalde en sus decisiones. Una muestra es la mesa de veladores: el alcalde la convoca para escuchar a vecinos y hosteleros, y se pone un plazo para que expongan sus posiciones y mientras tanto el vicealcalde sigue con su política de reordenar, negocia por su parte y se desentiende; eso es una burla hacia el alcalde que convoca y hacia las partes que se sientan a dialogar. Y pone de manifiesto que al vicealcalde le importan muy poco las iniciativas que tenga el alcalde, porque él tiene las suyas.

-¿Y la relación del Ayuntamiento con el nuevo Consell? En teoría son del mismo color político.

-En teoría, pero eso solo se puede decir cuando son un mismo partido el que gobierna en Alicante y en el Consell. Si hablamos de artificios como tripartitos, ya no es así, resulta más difícil ponerlos de acuerdo entre ellos que con la oposición.

-¿Qué repercusión puede tener eso en la ciudad de Alicante?

-Ya dijeron a un teniente de alcalde que no habría inversiones en Alicante y así ha sido en los presupuestos, además de que peligran otras que estaban a medio ejecutar, como la pérdida de 1,4 millones de euros para la rehabilitación de viviendas sociales, que no se ha derivado a otra partida. El túnel de la Serra Grossa, las viviendas de Juan XXIII y el Barrio José Antonio, la entrada Sur... obras que ya estaban en marcha y no hay ni un solo euro para 2016. Tampoco hemos escuchado ninguna reivindicación aquí. Tenemos pendiente del centro de salud de Benalúa, terminado y no se pone en marcha, con 12.000 vecinos pendientes.

-Si no reclaman, ¿puede el PP trabajar codo con codo con Ciudadanos?

-En muchos temas podemos hacer una oposición conjunta, hay puntos de encuentro, cada uno con su identidad. Nadie puede olvidar que 14 concejales conforman la oposición, ocho del PP y seis de Ciudadanos, representan prácticamente el 50% de los alicantinos. Si extrapoláramos los datos de estas elecciones generales hablaríamos de casi el 60%, un respaldo mayoritario y estaríamos gobernando en coalición. Y formaciones como IU... el vicealcalde Miguel Ángel Pavón no sería ni concejal. Esas lecturas no las podemos olvidar: la legitimidad democrática la tenemos todos los que ganamos el acta en las municipales, pero la legitimidad política, que te la da el día a día en encuestas o elecciones, la han perdido. Los equilibrios en el tripartito han variado.

-¿Pero hay ese sentir en la calle?

-La gente nos traslada una decepción, que votaron a otras formaciones y se arrepienten, y hemos recuperado 17.000 votos en las generales. Se arrepienten por las expectativas que habían despertado nuevos discursos, ahora se ha visto que detrás solo había palabras y cuando ha llegado la hora de gobernar no saben cómo hacerlo. Siguen sin cumplirse sus compromisos del pacto del tripartido: planes de emergencia social, de empleo, de limpieza, regeneración democrática de limitar los poderes del alcalde... no han hecho nada.