Vicente Ordaz - EL FARO

La fotografía del siglo

«Las apariciones de Rita Barberá en el Senado van a brillar por su ausencia»

Vicente Ordaz
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Me encanta la fotografía, aunque con una cámara en las manos tenga menos aptitudes que para pilotar una nave espacial. Nada ilustra la emoción, la alegría, la tristeza o el miedo de un momento concreto como una buena instantánea. La foto de Aylan, el niño ahogado en la playa, quizá la más dura que muchos hemos visto, la imagen de Cassius Clay derribando a Sonny Liston y elegida mejor fotografía del deporte para la prestigiosa revista estadounidense Sports Illustrated, son ejemplos que por derecho propio están en la historia.

De la siguiente imagen que les hablo, no creo que llegue a verla, más que nada porque las apariciones de Rita Barberá en el Senado van a brillar por su ausencia.

Es otra de las 1.897 ventajas y subiendo, de las que gozan nuestros políticos. Si un diputado o senador decide no acudir a los plenos, no pasa nada, a final de mes pasa por caja y al resto de españoles mientras tanto, se nos queda cara de eso que empieza por “g”.

Pero si por alguna de aquellas cosas que tiene la vida, Rita Barberá, ocupa su escaño en el grupo de los no adscritos, la fotografía será para la historia, para la triste historia de la ex alcaldesa y para la galería de aquellas imágenes que jamás pensamos llegaríamos a ver . Barberá tendrá como “compañeros” en la bancada mixta a los ilustres senadores de partidos que se sitúan por una u otra causa en las antípodas ideológicas y de valores de la ex alcaldesa. Ahí se sentará Rita Barberá, triste y evitable final para una política de primer nivel.

Compartirá grupo con Compromís, curioso si recordamos que se negó a entregar el bastón de mando a Joan Ribó, formará equipo con partidos catalanistas que aprobarían sin titubeo alguno mañana mismo la independencia para nuestros vecinos. Lo que Barberá piensa de Bildu, lo se yo y también ustedes, ni media línea más. Nunca pensé, que vería esa foto, pero tal y como se han puesto las cosas ahora espero que se publique algún día, Barberá se lo ha buscado. Lo que le viene ahora, es una agonía tan innecesaria como dolorosa, y todo para elegir tribunal de justicia y seguir cobrando una pingüe nómina, escaso rédito, para tanta pérdida de un prestigio que un día estuvo bien labrado.

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