La elección de los nuevos consejeros de Quim Torra agrieta la frágil unidad del independentismo

La unidad de acción del independentismo, que hasta octubre se jactó de la influencia de entidades como la Assemblea Nacional Catalana (ANC) en la Generalitat, empieza a desquebrajarse. Ayer, tras conocer los nombres del nuevo Ejecutivo de Quim Torra -quien excluyó de su gabinete a los consejeros fugados y presos - la entidad que presidió Carme Forcadell arremetió con dureza con el President.

«Agachando la cabeza, siguiendo tutelas y aceptando la injusticia del Estado español no se hace un gobierno 'efectivo'», aseguró la entidad en un mensaje en sus redes sociales que ha circulado rápidamente entre los independentistas, divididos entre quienes, siguiendo las tesis de ERC o el PDECat, prefieren formar un Gobierno a toda costa para levantar así la intervención de la Generalitat y los que apuestan por seguir alimentando el pulso con el Estado.

Con su mensaje, la ANC, ahora presidida por Elisenda Paluzie, ha hecho constar que desaprueba el hecho de que Torra deje caer a los cuatro consellers designados inicialmente y cuestionados por el Gobierno del Estado: los presos en Estremera Josep Rull y Jordi Turull y los fugados Antoni Comín y Lluís Puig. Las voces críticas también llegaron desde la CUP . Así, el portavoz Lluc Salellas advirtió ayer que los hechos «van confirmando» la decisión de los anticapitalistas de pasar a la oposición y concentrarse en «construir la república desde todos los espacios y con iniciativa política própia».

Sin embargo, la decisión de Torra ya es firme y, previsiblemente, los nuevos «consellers» tomarán posesión del cargo después de la moción de censura a Mariano Rajoy que se celebrará a finales de esta semana. No en vano, algunos de los miembros del nuevo Gobierno catalán son diputados en Cortes en Madrid por ERC (entre ellos la nueva consejera de Justicia, Esther Capella) y su voto es imprescindible para hacer que la moción impulsada por Pedro Sánchez prospere, o fracase .