La bicicleta favorita de Barcelona aparca en la ciudad

Brompton. En los últimos siete años, la presencia de esta palabra en las bicicletas que circulan a lo largo y ancho de Barcelona se ha vuelto cada vez más frecuente. Tal es así que la capital catalana se ha convertido en la población con más bicicletas per cápita de esta marca inglesa nacida hace 40 años en Londres. Un total de 20.000, lo que la convierte en la urbe con más unidades después, claro, de la propia ciudad británica, donde está radicada.

De diseño plegable y funcionalidad esencialmente urbana, su proliferación en la Ciudad Condal ha hecho que desde Londres se la haya escogido como lugar en el que instalar la que será su undécima tienda en el mundo y la primera en España.

Lo hará en el 176 de la calle Diputació, en pleno Eixample, donde abrirá al público el próximo día 5 de mayo. Hasta ahora eran ocho los establecimientos que las vendían, pero la marca decide así dar un paso al frente y apostar por Barcelona para presentarse oficialmente en el mercado español. De esta forma, 2.000 de las 3.000 bicicletas que serán distribuidas este año en el país irán a parar allí.

El envite es fuerte. Además de tratarse del espacio más amplio de su red de tiendas, con una extensión de 250 metros cuadrados, el local, equipado con taller de reparación, también incluirá una novedad. Se tratará de una sala dedicada a los socios bautizada como «Clubhouse», donde entre sofás chester, cojines de estética escocesa, billar y chimenea eléctrica, podrán esperar mientras son atendidos o reunirse. Al más puro estilo gentleman.

El concepto gentleman no es casual. Si hay algo que caracteriza a las Brompton es su talle distinguido y cuidado, con la elaboración artesanal de cada pieza por bandera. El material empleado y la singular confección, que garantiza una durabilidad de 30 años, tasan los modelos normales en precios que oscilan entre los 1,360 y 1.696 euros. En esta franja de costes, la tienda exhibirá 125 bicicletas de manera permanente, además de complementos de lo más variado, que van desde pequeñas piezas, faros o cascos hasta bolsas de lienzo y sillines de cuero. No por nada se compara a los usuarios de Brompton (popularmente conocidos como «bromptonitas») con los de Apple.

A pesar de que cada vez es más frecuente ver esta gentil marca de bicicletas por las calles de Barcelona, la dedicación a la publicidad brilla por su ausencia, lo que le da a la firma un mérito añadido. «Todo funciona por el boca-oreja», según asegura Lluis Ferrer, responsable de ventas de la flamante delegación, quien de acuerdo a las estimaciones de la empresa espera que la tienda venda entre 800 y 1.000 ejemplares en sus primeros 12 meses.