El Macba crecerá en un edificio de nueva planta y el CAP Raval se queda con la capilla de la Misericòrdia

El nuevo equipamiento, que aumentará en 2.800 metros cuadrados el espacio expositivo del museo, se ubicará justo enfrente del edificio Meier, en la plaza dels Àngels

El nuevo edificio se ubicará junto al Convent dels Ángels Efe

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Fumata blanca, por fin, para la ampliación del Macba y también para la reubicación del Cap Raval Nord. Después de años de enredos administrativos y de enconadas disputas entre vecinos, Ayuntamiento, diferentes departamentos de la Generalitat, y el propio museo, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha anunciado este miércoles una solución satisfactoria para todas las partes.

A saber: el ambulatorio se instalará finalmente en la Capella de la Misericòrdia, espacio inicialmente previsto para la ampliación del Macba, y el museo barcelonés crecerá en un edificio de nueva construcción y de tres plantas de 726 metros cuadrados cada una junto al Convent del Àngels, justo enfrente del edificio Meier. Día grandes, pues, para la cultura, la sanidad pública y la ciudad de Barcelona y punto final a un conflicto que se había intentado desencallar de todas la maneras posibles.

Al final, como ha señalado la propia Colau, ha sido la solución aparentemente más obvia la que permitirá que los vecinos del barrio tengan un nuevo ambulatorio y el Macba disponga de más espacio para exhibir su colección permanente, que actualmente cuenta con 5.200 piezas. Es más: con el nuevo edificio que se proyectará en la plaza dels Àngels, el Macba contará con más espacio expositivo (2.800 metros cuadrados frente a los 2.000 que garantizaba la Misericòrdia) y podrá reubicar parte de las oficinas del museo en las dependencias del convento que actualmente se utilizan para restauración y auditorio.

Recreación de nuevo espacio Abc

El acuerdo, alcanzado por todas las partes y aprobado durante la sesión del Consejo General del Macba celebrado este miércoles, contempla también la reordenación de la plaza dels Àngels y la implantación de una fórmula que permita respetar la integridad de la fachada gótica del siglo XVI frente a la que se construirá el edificio. Según Josep Maria Carreté, gerente del museo barcelonés, el nuevo edificio contemplaría tanto una reserva de espacio para que la fachada pueda ser visitada desde el exterior como un muro diáfano que la haría visible desde el interior del nuevo equipamiento.

En cualquier caso, la propuesta arquitectónica requerirá de un concurso público que los responsables del museo esperan poder convocar y resolver durante el año que viene. El objetivo, avanza Carreté, es poder llegar a finales de 2022 con los deberes hechos o, por lo menos, muy avazados. De ello depende, sin ir más lejos, una subveción de 2,3 millones de euros más provenientes de Fondos Feder.

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