Ópera

«L’enigma di Lea», ensayo sobre la libertad

El Liceo acogió el sábado, con una sonora ovación y sin un solo abucheo, el estreno absoluto de una pieza contemporánea de Benet Casablancas y Rafael Argullol

Un momento de la representación en el Liceo de Barcelona A. Bofill

Pep Gorgori

«Las religiones tienden a ofrecer soluciones donde yo quiero preservar enigmas». Rafael Argullol, en su ensayo Pasión del dios que quiso ser hombre, da esta clave para entender lo que propone en L’enigma di Lea. El Liceo acogió el sábado el estreno absoluto de esta ópera de Benet Casablancas que nos invita a reflexionar sobre la libertad y lo que adoramos como divinidades. Resultado: sonora ovación sin un solo abucheo.

Casablancas firma una partitura magistral, llena de matices y con el rigor y profundidad de un artesano del pentagrama. La identificación de los personajes con diferentes timbres muestra hasta qué punto está cuidado hasta el mínimo detalle. La flauta acompaña a la protagonista, mientras que la trompa se asocia a su amado imposible, Ram. Ésta aparece en el momento en que él describe cómo vio a la muerte bañarse desnuda «en el río del tiempo», y también precede al dúo entre los protagonistas en la tercera parte, al que sigue «Notturno amoroso» que es toda una delicia sonora y, gracias a una preciosa coreografía, también lo es a nivel visual.

La escenografía de Portacelli y Azorín da espectacularidad y cierto dinamismo a una trama en el fondo bastante estática, con recursos inteligentes de iluminación y de videoproyección en directo. Encomiable la tarea de Allison Cook como protagonista, y la de José Antonio López, que está en un excelente momento. Mención aparte merece el doctor Schicksal de Xavier Sabata, que demuestra en esta producción por qué está nominado como mejor cantante del año en los Opera Awards. A su magnífica voz une unas envidiables dotes actorales, con lo que es capaz de llenar él solo cualquier escenario. Sara Blanch, Anaïs Masllorens y Marta Infante dan vida a las tres Damas de la Frontera con un excelente trabajo individual y bien equilibrado en conjunto.

Sonia de Munck y Felipe Bou encarnan a los dos vigilantes de Lea, abordando con solvencia una partitura exigente, especialmente la primera. Finalmente, los tres artistas que aspiran a desvelar el enigma de Lea, David Alegret, Antonio Lozano y Juan Noval-Moro, defienden correctamente sus breves intervenciones.

Josep Pons supera la prueba de fuego que es siempre un estreno absoluto, y el coro logra abordar una partitura endiablada, máxime teniendo en cuenta que la escenografía no le facilita ni la visión del director ni la audición de la orquesta.

Queda para el final el otro gran protagonista del estreno, el escritor Rafael Argullol. El texto que ha creado es una brillante reflexión, cosa a la que nos tiene acostumbrados, pero quizás cae más cerca del ensayo que del texto teatral, con lo que a menudo se echa en falta la tensión dramática que se esperaría en una ópera.

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