Garbage, nostalgia grunge para viajar al pasado sin moverse del Cruïlla

La banda celebró en el festival el XX aniversario de «Version 2.0» en una jornada marcada por las actuaciones de ZAZ, Vetusta Morla y Foals

Shirley Manson, cantante de Garbage, durante su actuación en el Cruïlla Cruïlla

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Cambian las coordenadas estilísticas, se refuerzan las conexiones con la actualidad y se busca hasta debajo de las piedras público que pueda consumar el tan deseado relevo generacional, pero no hay festival que se precie que no mantenga, aún hoy, línea directa con la nostalgia. No hay que más que fijarse en la media de edad de los asistentes para entender el porqué. Y siendo el Cruïlla, como dicen, el festival de los menos festivaleros, su excursión al pasado no podía tener mejor destino que Garbage, bichos raros oficiales del rock de finales de los noventa felizmente recuperados para celebrar el vigésimo aniversario de Version 2.0, su segundo trabajo.

Así que ahí estaban los de Shirley Manson, emparedados entre la épica faraónica de Vetusta Morla y el rock musculoso color de los británicos Foals, dándole un acabado retro a la primera noche en la que el festival barcelonés funcionó a pleno rendimiento. Una velada en la que ya entraron en juego los cuatro escenarios para convertir el protagonismo en un juego la mar de disputado.

Que se lo digan sino a Els Pets, vestidos de deslumbrante etiqueta pop para equilibrar el nervio de La vida és bonica (però complicada) y la calma agridulce de Agost pero algo faltos de público durante el arranque de su actuación, solapado con el final de las de Bastille y Berri Txarrak. Nada que Lluís Gavaldà y los suyos no pudiesen solventar echando mano de años de oficio y de la que probablemente se la mejor formación de directo de toda su carrera y, ya con la pita a rebosar, echando mano de himnos como Com anar al cel i tornar, Una estona de cel y Jo vull ser rei. Pop clásico y cristalino para alimentar la melancolía de la buena.

A pocos pasos, la francesa Zaz apuntalaba su condición de nuevo fenómeno de la temporada descorchando el cancionero ecléctico y festivo de Effet miroir y dándole un baño de masas a su mezcla de canción afrancesada y jazz con aromas zíngaros y bailables. Del presente del pop al pasado del rock pasando por esos Vetusta Morla cada vez más cómodos en espacios de grandes dimensiones, Garbage se presentaron sin Butch Vig, de baja por enfermedad, pero con una Shirley Manson en modo estelar y capaz de reanimar un repertorio con demasiadas citas menores.

Himnos y anécdotas

Es más: ahí donde no llegaban cancioncillas famélicas como Why Do You Love Me o No Horses y donde la noche se perdía en la intrascendencia de On Fire o Blood For Poppies ; ahí donde esa angustia grunge pasada por el turmix de las programaciones y los teclados sonaba a ratos pelín desfasada... Pues bien, ahí estaba el carisma escénico de Shirley Jackson para recuperar el pulso, regalar anécdotas a cada cual más jugosa y servir en bandeja himnos indestructibles como Stupid Girl, I Think I’m Paranoid, Only Happy When It Rains y When I Grow Up.

Canciones de inapelable acabado pero con una potencia ligeramente asmática que fueron en la madrugada del viernes cápsulas de teletransporte para viajar a aquellos maravillosos años noventa de confusiones emocionales, adolescencias desubicados y estribillos gloriosamente disfuncionales. Canciones que, visto lo visto, permitieron a quienes llenaban el escenario Cruïlla Enamora reencontrase con versiones más jóvenes y seguramente también más torturadas de sí mismos.

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