La Rambla, «el lugar donde todo pasa»

La asociación cultural Amics de la Rambla galardona como Ramblistas de honor a Salvador Alamany, Arturo San Agustín y el Teatre Romea

Foto de familia de los galardonados ayer en el Saló de Cent ABC

Violeta Julbe

«El lugar donde todo pasa». Así definía ayer el concejal de Ciutat Vella, Jordi Rabassa, la Rambla de Barcelona en la entrega de premios llevada a cabo por la asociación cultural Amics de la Rambla. En el Saló de Cent del Ayuntamiento de la capital catalana se distinguió a tres de las personas, entidades, instituciones y empresas contribuyentes a mejorar, divulgar y promover el prestigio de Barcelona y de la Rambla.

Vinculados por un mismo lugar, los premiados han recibido el título de «Ramblistas de Honor». El presidente de Saba, Salvador Alemany, el periodista y escritor Arturo San Agustín y el Teatre Romea fueron los nombres que sonaron como ganadores en voz del escritor Eduardo Mendoza. Él fue el encargado de hacer la glosa de los galardonados en el evento, presidido por el primer teniente de alcalde de Economía, Trabajo, Competitividad y Hacienda de Barcelona, Jaume Collboni; el presidente de Amics de la Rambla, Fermín Villar; y el mismo Rabassa.

«En unos días difíciles en los que la actualidad política nos arrastra, es sano dar un paseo por La Rambla, el espacio donde nos reencontramos como vecinos (...) , más allá de las diversas maneras que tenemos de pensar y entender el mundo», afirmó el concejal.

El premio al Teatro Romea, que buscaba destacar su antigüedad y proyección internacional, fue recogido por Daniel Martínez presidente del Grupo Focus. Aprovechó la ocasión para recordar que «las ciudades necesitan la cultura y los teatros para continuar desarrollándose de manera sostenible, integradora, abierta, y solidaria con los ciudadanos».

Enmarcado en un momento complicado para la ciudadanía catalana, en el evento se incluyeron pinceladas referentes al sentimiento de comunidad debido al clima de tensión que ha vivido La Rambla en los últimos días y años y se abogó por la necesidad de que vuelva a ser un lugar clave para la estabilidad.

En ese sentido, Villar fue crítico con el consistorio y las administraciones públicas y pidió una reforma de la calle, ayudas para la vivienda y una mejora para la seguridad y el civismo: «Trabajar para La Rambla es trabajar para Barcelona».

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